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sábado, febrero 17, 2024
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La necesidad de cambiar en los partidos

Los resultados electorales agitan las políticas internas de los partidos. Es lógico, el que gana es reconocido, el que pierde se va a la ignominiosa derrota hasta terminar exiliado.

Así sucedió dentro de la lógica política en el Partido Revolucionario Institucional. René Juárez Cisneros, ex gobernador de Guerrero que fue llamado como bateador emergente para rescatar la campaña que iba (y terminó) en picada de José Antonio Meade, de la mano del ex dirigente Enrique Ochoa. Renunció a la dirigencia nacional a los pocos días del 1 de julio, luego que el PRI cayó en un estrepitoso tercer lugar de la preferencia electoral nacional, y tras no haber ganado ni uno solo de los 32 estados de la República Mexicana.


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En un movimiento ascendente de jerarquías, Claudia Ruíz Massieu, quien era la secretaria general del tricolor, pasó en automático a ser dirigente nacional. Y con el mismo sistema, quien ocupaba el cargo de secretario de organización, Rubén Moreira Valdez, “subió” a secretario general del Revolucionario Institucional, dupla que en alguna época no muy lejana, ocuparan Roberto Madrazo como presidente, y Elba Esther Gordillo como secretaria general.

Aunque de entrada no se quejaron de manera interna, analistas, opositores y opinólogos consideraron que juntar dos apellidos con tanta carga política negativa en la cúpula del PRI, quizá no sería tan buena idea, además, los representantes cargaban con los familiares. Aun así, la propuesta de tener a la sobrina de Carlos Salinas de Gortari en la presidencia y al hermano de Humberto Moreira se mantuvo… por unas semanas.

Sin fundamentar su decisión o informar sus motivos, Rubén Moreira renunció a la secretaría general del PRI. Públicamente, a través de redes sociales -como es el sello de la casa peñista-, se despidió. De la misma forma, con un tuit, la dirigente Ruiz le aceptó la renuncia y le deseó éxito en el futuro. El abogado Héctor Gutiérrez de la Garza, otra vez por prelación, fue nombrado sucesor de Moreira.


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Ninguno de los tres, ni Ruíz Massieu, ni Moreira, ni Gutiérrez, han sido electos por la base priista para representarlos en la cúpula partidista. Los tres han sido designados fuera de elección interna. Quizá ahí radique el motivo de la animadversión política que despiertan o la pobre expectativa que generar para levantar al PRI del tercer lugar de la lona electoral.

Ahora sí que como dicen, el PRI no entiende que no entienden que con dedazos cupulares no recuperarán un partido que han ido perdiendo poco a poco a hasta el punto que la base no votó ni por su candidato a la Presidencia de la República.

Al PRI lo que le hace falta es una elección interna para la dirigencia nacional que sea democrática (no se rían, sí se puede), con gira nacional incluida, debate de propuestas, convencimiento y votación de la militancia en general no solo del consejo político nacional. De otra manera, pueden cambiar el nombre, las siglas, los estatutos, pero seguirá siendo el mismo PRI con tufos de corrupción de un sexenio perdido como el de Enrique Peña Nieto y los ex gobernadores presos o prófugos. Y no el instituto que quieren transformar para recuperar los votos por lo menos de su militancia, porque a base de imposiciones, dedazos, corrupción e impunidad, acabaron con el capital político y el voto duro del tricolor.

En el Partido Acción Nacional tampoco andan muy bien. Pese a haber registrado la derrota más terrible en una elección presidencial con la candidatura de Ricardo Anaya Cortés (por cierto asesorado por la segunda derrota más terrible, Josefina Vázquez Mota), Damián Zepeda, el dirigente nacional que suplió a Anaya cuando este dejó la dirigencia para imponerse, de la mano del PRD y del MC, como abanderado de esa coalición a la Presidencia de la República, no renunció a su cargo tras la derrota.

De hecho Zepeda no se ha ido. Se aferra a vivir los estragos de la derrota sin dar oportunidad a una visión distinta a la que él representa, de intentar recuperar un partido que como el PRI, se cae a pedazos cuando la cúpula es tomada por un grupo de poder que actúa en razón de sus intereses y desoyendo al resto del panismo.

Habiendo panistas de viejo cuño, de probado compromiso y sesuda ideología para dirigir el partido albiazul, del equipo de Anaya ha surgido Marko Cortés, otro joven panista que le apuesta a los mismos métodos, a la misma estrategia y que significa una renovación política sin fondo. Es quien se anota como puntero para un proceso interno que ya imagina ganado.

Ciertamente tienen razones para hacerse los ganadores, es de ellos, del equipo de Anaya y sus aliados en los estados, el padrón del PAN, incluido el refrendo.

Al igual que el PRI, Acción Nacional debería abrir la elección de su dirigente nacional para enfrentar la derrota. Ser electo por los más sería un buen inicio de reconciliación interna.

En Movimiento Regeneración Nacional, las cosas son harto distintas. En septiembre próximo habrá consejo nacional, y la idea de muchos es solicitarle a la dirigente Yeidckol Polevnsky que continúe liderando el partido que, ciertamente con la garra de Andrés Manuel López Obrador, ganó con el 53 por ciento la Presidencia de la República y 31 de 32 estados.

Yeidckol no ha dicho si aceptará la petición que encabezan algunos de los militantes de Morena, pero tampoco ha sido considerada por AMLO para ocupar una posición en la próxima administración federal, al menos no lo ha anunciado. Aparte, la morenista no ubicó su nombre en ninguna lista de representantes legislativos, por lo que se descarta un trabajo en ese poder. Lo más seguro es que Yeidckol asegunde. Eso sí, deberán transitar de un gobierno de oposición a uno en el poder de la manera más humilde en términos políticos, precisamente para no terminar siendo el PAN o el PRI.

Del resto de los partidos ni hablar. El PRD está en peligro de extinción mientras la chiquillada, incluido el Verde Ecologista de México, andan buscando la forma de acomodarse con el nuevo partido en el poder, así, como siempre lo han hecho.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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