Es una explosión musical desde la primera escena y de ahí un constante ir y venir al pasado y al presente donde Sophie (Amanda Seyfried) de nuevo busca entender a su madre, Donna Sheridan (Meryl Streep), que después de Oxford terminó abriendo un hotel en una isla griega donde crio a la hija que concibió con un padre misterioso.
Una vez más tenemos a las amigas Tanya (Christine Baranski) y Rosie (Julie Walters), y a los tres novios de un alocado verano de juventud, interpretados por Pierce Brosnan, Colin Firth y Stellan Skarsgård.
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Pero ahora Sophie es ya una mujer a punto de tener su primer bebé con Sky (Dominic Cooper) y a partir de ese momento en su vida, la historia vuelve para presentarnos a Donna en sus años mozos, recreados a partir de la música del grupo ABBA con tal maestría que incluso hay más energía que en la película anterior.
Romance, comedia y música, todo muy bien entretejido por el guionista y director Ol Parker, quien no escatima un tono positivo para armar una escena sin forzar nada. En consecuencia el filme provoca un buen estado de ánimo de manera espontánea, logro que muy pocas cintas pueden presumir hoy en día.
Para rematar, Cher aparece como la abuela Ruby Sheridan, lista para cantarle a Fernando, que no podría ser otro más que Andy Garcia. Vaya manera de terminar con este tremendo festín cinematográfico. Escena, pues, para recordar toda la vida.
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Bien, entonces, por esta segunda entrega de una serie que muy probablemente debe quedarse hasta aquí, celebrando el legado de ABBA con personajes divertidos, alocados y, a fin de cuentas, llenos de buena vibra. ****
Punto final.- Y ahí viene otra vez “Misión Imposible”…
