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lunes, febrero 19, 2024
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Madres deportadas: entre la resistencia y la incertidumbre

De acuerdo con estadísticas de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, por Baja California son deportadas –en promedio- 7 mil 019 mujeres cada año, un 50 por ciento de ellas son madres que han sido separadas de sus hijos. Deciden quedarse en Tijuana con la esperanza de algún día poder regresar. Autoridades como Atención al Migrante Municipal, les brindan atención psicológica, y asociaciones como Dreamers Moms las asesoran sobre la Visa Tipo U, único documento legal que les puede brindar el regreso

El 31 de diciembre de 2010, Yolanda Varona Palacios fue detenida cuando cruzaba de Estados Unidos a México por la garita de Tecate, autoridades de migración se dieron cuenta que trabajaba y residía en el país vecino. Fue llevada a un centro de detención ahí mismo, donde pasó Año Nuevo encerrada y sin saber qué era lo que realmente estaba pasando.


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Luego de una revisión en su historial, las autoridades estadunidenses la señalaron de haber cometido el delito de fraude por enriquecimiento personal, a razón de que llevaba casi dos décadas trabajando de manera normal y “como cualquier otra persona”, pero con una visa de turista, situación que les bastó para determinar que su delito ameritaba la deportación a México, lo cual hicieron el día 1 de enero de 2011.

Como castigo le impusieron no regresar de por vida hacia el país vecino, donde se quedaron su esposo, una hija y un hijo adolescentes, situación que incluso la llevó a pensar en el suicidio.

Desde entonces, aunque con frecuencia se ha podido encontrar con su hijo mayor y su esposo, Yolanda no ha podido ver en siete años a su hija, lo que la mantenía en una crisis emocional muy fuerte, que combate con el trabajo que realiza con su asociación Dreamers Moms, con la que también ayuda a otras madres a resistir y guardar la esperanza de algún día regresar con sus hijos.


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Varona es una de las miles de mujeres y madres de familia que año tras año son deportadas por autoridades de Estados Unidos hacia México por razones migratorias, de acuerdo con la estadística de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobierno (Segob), de 2015 a marzo de 2018, 23 mil 057 mujeres mayores de edad han sido deportadas tan solo por territorio de Baja California, de las cuales se estima que por lo menos el 50 por ciento son madres de familia.

La mayoría de ellas han regresado por Tijuana y deciden quedarse por la relativa cercanía geográfica que les representa con sus seres queridos. La Dirección de Atención al Migrante Municipal, les brinda todos los servicios para que puedan recuperar su documentación, se integren a los sistemas de empleo y salud, y se les dé atención psicológica para coadyuvar en la recuperación emocional.

La asociación Dreamers Moms USA/Tijuana las acoge también para superar sus traumas, sobre todo para orientarlas legalmente, debido a que existe una Visa U que permite regresar de manera legal al país vecino, la cual se oferta exclusivamente para personas que han sido víctimas de algún crimen, dándoles la posibilidad de tener la esperanza de volver al lado de sus hijos.

 

EL TRAUMA DE LA SEPARACIÓN FAMILIAR

“La pura separación familiar en sí misma es demasiado dramática, drástica y dolorosa… lo más triste es que no te avisan que te van a deportar, pero lo más difícil de la deportación es no poder despedirte de tu familia”, señaló Yolanda Varona. Es un suceso imprevisto que “te hace no darle un último abrazo a tu hijo, hija, esposo o esposa, en el caso de los varones, es muy dramático y que te impacta incluso de por vida en tus emociones”.

Foto: Cortesia dreamers mom USA/Tijuana.- Yolanda Varona en una actividad afuera de la Garita de San Ysidro, en donde comenzó todo para fundar su asociación.

La gravedad emocional se torna complicada porque a las madres las detienen en los trabajos, en la calle, cuando regresan de dejar a sus hijos en la escuela o, incluso, hay casos de mujeres que estaban en un proceso migratorio, pero al llegar a su cita, en lugar de regularizarlas las detuvieron en ese mismo momento y terminaron por deportarlas.

Situaciones que significan un choque emocional muy grande y fuerte, como en el caso de Yolanda, cuando le dijeron que no podría regresar de por vida sintió que moría, sobre todo por no saber cómo decirle a sus hijos que no volvería nunca más, lo que le generó un choque traumático que la llevó a pensar en lanzarse de un puente -que se encontraba a la salida del Consulado- para que le pasaran los carros encima.

“Yo recuerdo mucho que a mis hijos les decía que solo muerta me iba a separar de ellos, y el haberles fallado, hasta cierto punto me hacía sentir culpable por haberlos llevado a un país que no era suyo, el choque emocional que tuve fue muy fuerte, pero afortunadamente con el tiempo y con el activismo me llené de esperanza”, dijo.

 

TRATAMIENTO PSICOLÓGICO, LA BASE DE LA ESTABILIDAD EMOCIONAL

César Palencia, director de Atención al Migrante Municipal, comentó en entrevista con ZETA que cuando reciben a una madre en esta situación, aparte de apoyarlas con sus documentos personales e inscribirlas a programas de salud y empleo, se les brinda atención psicológica.

Destacó que en la dirección están fortaleciendo un programa de apoyo psicológico para brindar atención de manera permanente y comenzar a dar terapias grupales a las madres que se encuentren en esta situación, además, trabajan en un protocolo de primeros auxilios psicológicos, en colaboración con la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) y albergues que día a día conviven con los migrantes, con quienes se pretende sacar líneas de acción, entre ellas la atención a estas madres que han sido separadas de sus familias.

En esta dependencia municipal atienden un promedio de 100 personas deportadas al día, de las cuales 6% son niños y 8% mujeres, cada quince días se encuentra a una mujer que ha sido deportada y que ha dejado a sus hijos.

Gracias a los psicólogos ellas pueden canalizar la situación y les ayudan a tener una resiliencia que les permite estar de pie hablando y sin llorar como lo hacían hace unos años, lo cual han podido lograr también gracias al hecho de poder estar reunidas entre mujeres en similar circunstancia, “entre nosotras nos entendemos”.

La señora Yolanda refirió que muchas veces los pensamientos de las madres son de que se van a matar, que se quieren morir, que sus esposos no las van a esperar, que las van a engañar o que sus hijos están lejos, de ahí la importancia de los psicólogos, “porque son pensamientos que si no se hablan con las personas correctas, esto las puede hacer tomar decisiones muy drásticas o le puede afectar su salud mental definitivamente”.

 

DREAMERS MOMS, CUATRO AÑOS DE RESISTENCIA

Para Varona Rodríguez, fundar Dreamers Moms USA/Tijuana fue prácticamente “un acto de supervivencia”, igual que las mujeres que ahora acoge, estaba sumida en una crisis emocional muy grande y no sabía qué hacer para resistir el sufrimiento que le causaba estar lejos de sus hijos.

Empezaron con cuatro personas y actualmente la asociación está formada por un promedio de 20 mujeres madres, este mes de mayo cumplieron cuatro años y se han convertido en una asociación internacional con presencia en Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez, Ciudad de México y países como Estados Unidos y Ecuador.

Foto: Manuel Ayala.- Yolanda Varona, madre deportada y fundadora de las asociación DREAMers Moms USA/Tijuana.

Siempre con la meta fija y muy firme: regresar legalmente con sus familias y lograr la reunificación familiar, es por ello que muchas madres se mantienen en Tijuana, a la espera de que pasen los castigos que les han impuesto las autoridades estadunidenses, que sus hijos que son nacidos en el país vecino o naturalizados cumplan la mayoría de edad para que hagan una petición de asilo, o a la espera de que cambie alguna Ley que las pueda beneficiar. Mientras tanto, tratan de resistir y sobrevivir en una ciudad que les es ajena.

 

VIDAS A MEDIAS EN TIJUANA

Vivir en la frontera o vivir separadas de sus hijos “no es vida, es una vida a medias o una vida incompleta”, es lo que piensan varias de las madres que conforman esta asociación, debido a que físicamente están aquí, pero sus pensamientos están del otro lado del muro, pensando en los hijos y lo que han hecho de sus vidas, las cosas que se han perdido y las cosas que ya no van a estar; una situación que pasa a ser un asunto totalmente doloroso, y que incluso las ha llevado a no tener vida social, estar solas durante muchos años sin buscar una nueva pareja o sin tener más hijos, debido a que quieren que el día que puedan volver no haya nada que las ate a Tijuana, y así poder regresar con sus hijos y darles todo lo que han venido guardando: “Muchos besos, muchos abrazos, muchos ‘te quiero’, muchas explicaciones”.

 

VISA U, LA ÚLTIMA ESPERANZA

El estatus No Inmigrante U, o Visa U, es un documento legal que expide el gobierno de Estados Unidos a personas que han sufrido algún tipo de crimen dentro del mismo país, como el abuso sexual, violencia doméstica, crimen racial, amenazas, extorsión, abuso en el trabajo, entre otras, siempre y cuando se haya reportado el hecho a la autoridad, le hayan dado seguimiento al caso, asistido a la Corte y a los interrogatorios.

De acuerdo con información del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés), el Congreso creó esta visa mediante la aprobación de la Ley de Protección a Víctimas de la Trata de Personas y Violencia (incluyendo la Ley de Protección de Mujeres Inmigrantes Abusadas) en octubre de 2000; el objetivo de la misma es “fortalecer la capacidad de las agencias del orden público para investigar y procesar judicialmente los casos”.

Un tipo de visa que para las madres deportadas en México ha significado la última esperanza de estar con sus hijos, por las garantías que brinda, y aunque solamente se expiden 10 mil al año, una vez que se hace la solicitud y esta la certifica un fiscal, las probabilidades de ser recibidas incrementan al 90%.

Con esta aplicación, la asociación ha tenido ya dos logros con dos mujeres pudieron regresar legalmente a Estados Unidos, aunque desafortunadamente una de ellas murió al año de haber regresado, y actualmente tienen ocho solicitudes de igual número de mujeres (tres de Tijuana, tres de Ciudad de México, una de Ecuador y una de Ciudad Juárez) a la espera de tener una respuesta, entre ellas la señora Yolanda Varona, a quien un fiscal le aprobó su solicitud, reafirmando así que fue víctima cuando la deportaron.

Ahora solamente espera que le concedan el tan ansiado perdón y la aprueben, lo cual dice, desea con toda su alma, ya que tiene ocho años sin ver a su hija y sueña con el momento de tocarle el cabello porque le gustaba que le acariciara la cabeza.

Sin embargo, también está consciente que todavía debe esperar unos años más, y que la decisión la tienen las autoridades de Migración.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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