En menos de tres meses se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en México y francamente no sé por quién votar. Tengo miedo por el bien social, político, económico y cultural de nuestra nación. Ninguno de los candidatos logra llenar mis expectativas y siendo la primera vez que puedo ejercer mi derecho a votar, me siento decepcionada porque todos buscan lo mismo, poder. Nos prometen un sinfín de cambios y propuestas, pero nunca mencionan cómo lo van a lograr y cuando llegan al poder y es hora de actuar, terminan por fallarnos.
Esta ocasión se postulan cinco candidatos a la presidencia: Andrés Manuel López Obrador, quien ocupa el primer lugar en las encuestas nacionales, un personaje que he visto postularse a la presidencia en tres ocasiones, siendo esta la tercera, con un público cada vez más presente y postulándose como candidato de la coalición de Morena con Partido Encuentro Social y Partido del Trabajo; José Antonio Meade, candidato con experiencia en el sector financiero, pero lamentablemente candidato de la coalición de PRI, Partido Verde y Nueva Alianza, y digo lamentable porque es de conocimiento público que las maneras en las que llega el PRI al poder, son muy corruptas y en sí sus mandatos también lo son; Ricardo Anaya es el candidato a la República más joven con tan solo 39 años, ocupa el segundo lugar en las encuestas, pero su escándalo de lavado de dinero no lo favorece mucho, aunque ninguno está impune de corrupción, siendo candidato a la presidencia con el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano que conforman la coalición “Por México al Frente”; luego se encuentra Margarita Zavala, la única mujer aspirante a la presidencia de nuestra nación, ¡felicidades!, pero por desgracia, con preparación muy conservadora para lo que en mi opinión, México necesita; estamos en el siglo XXI, necesitamos iniciativas acorde a lo que se está viviendo en el país y en el mundo. Se postula como candidata Independiente y muy valiente, pero es una representante nacional que no tiene la disposición de adaptarse a la diversidad que hoy en día estamos viviendo, deja mucho que desear, más con los movimientos sociales y el hartazgo social. Jaime Rodríguez “El Bronco”, quien a pocos días de haber sido aceptado como candidato a la República, se postula como candidato Independiente. Cabe mencionar que al principio de su no-esperada victoria como gobernador de Nuevo León, varios medios predijeron que trataría de llegar al cargo de representante de la nación, pero él mismo menciona que las firmas falsas que él consiguió para postularse no son ilegales, “son travesuras” y en realidad, después de dicha declaración, no me queda mucho que meditar respecto a este candidato.
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La sociedad ha llegado a un nivel de hartazgo político, enojo colectivo y ganas de cambiar el destino de su país. Después de 75 años de mandatos priistas, llenos de corrupción, abusos, maltratos y falta de empatía social; de 12 años de falsas promesas y una guerra fallida en contra del narco por parte del PAN, el pueblo exige a gritos ser escuchado, que llegue un candidato a la medida de lo que México necesita. Un candidato que llene los estatutos necesarios para darle la vuelta a la moneda, para que después de años de injusticias, sea hora de que se haga algo al respecto. Pero queridos lectores, la solución no es votar por un candidato enfermo por el poder, tal parece que el capricho de AMLO por fin se le hará realidad, una encuesta realizada por el Reforma dice que de ser hoy el día de las elecciones, ganaría AMLO con un 48% de los votos; seguido por Ricardo Anaya, con un 26%; José Antonio Meade, con un 18%; Margarita Zavala, con 5% de los votos y Jaime Rodríguez “El Bronco”, con 3%.
¿Quitar al PRI del poder o evitar que AMLO llegue al poder?, es la pregunta recurrente en las redes sociales. Jóvenes apoyando propuestas e iniciativas de AMLO con la fiel esperanza de que él salvará a México de la corrupción; son los jóvenes a los que Andrés Manuel ha convencido poco a poco de que el cambio vendrá con y solo con él, pero no nos confundamos, no perdamos de vista el objetivo principal. No estamos siendo racionales, estamos actuando con base en nuestro enojo y hartazgo y este candidato ha sabido manejar muy bien estos sentimientos a su favor. Por otro lado, también existe la lucha por el poder de todos los candidatos postulados, entre ellos se atacan, se sacan sus trapitos a la luz e insultan sus estrategias políticas, pero no nos dan una solución contundente a las problemáticas tan graves que existen en nuestro país; todos hablan de mejorar la educación, de igualar los sueldos entre hombres y mujeres, de la inclusión social, entre muchos otros temas muy interesantes, pero queridos candidatos, de qué nos sirve que nos prometan tanto si el problema está en lo coludido y corrupto que es nuestro sistema político.
Ahora resulta que cualquier charlatán puede llegar al poder en un país. La sociedad está enojada y tan descompuesta que optan votar por cualquiera sin tener tantita información al respecto. Como el caso de nuestros vecinos estadounidenses con la llegada del cero experimentado, pero muy bien posicionado Donald Trump que tiene políticas muy agresivas ante los migrantes, una opinión bastante xenófoba y racista, argumentos sin pies ni cabeza y una actitud prepotente y machista. Esto ya se está convirtiendo en votar por “el menos pior” y no me lo tomen a mal, no es conformismo, es mi realidad. No sé si anular mi voto o seguir esperando a que en el resto de las campañas, algún candidato logre llenar mis expectativas o al menos que pueda sentir un poco de empatía. No cometamos el mismo error que Estados Unidos y otros países, estemos preparados e informados, tomemos la iniciativa nosotros mismos de buscar el cambio adecuado para nuestro país y nuestro futuro. Seamos analíticos, nosotros vivimos día a día lo que es ser mexicano; conozcamos lo que pasa dentro de la política de nuestro país, exijamos el cambio. Hay que ser el cambio.
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Jimena Parra Gutiérrez.
Estudiante de Relaciones Internacionales en ITESM.
