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lunes, febrero 26, 2024
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BC: la guerra política y del músculo

Política Breve y de Emergencia

 


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Algunos teóricos y politólogos dicen que las actuales concentraciones masivas de personas como actos o eventos de campaña electoral, son el resabio de las épocas posteriores a la Segunda Guerra Mundial y hasta de las siguientes tres o cuatro décadas cuando la guerra fría entre dos grandes potencias conmocionaba al mundo. Por moda o por exigencia bélica, pero mostrar el musculo era la manera de advertir el potencial riesgo del adversario; “si quieres la paz, prepárate para la guerra”.


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Ahora que México está en proceso de elecciones a presidente de la república Andrés Manuel López Obrador visitó Baja California, la tónica de su campaña fue exclusivamente la de las concentraciones masivas, actos multitudinarios en todos los municipios de la zona costa del estado, donde lo menos que se puede decir de ellos es que hayan pasado desapercibidos; fin de semana en el contacto a ras de piso.

Sábado 14 de abril en Tijuana, más de 20 mil personas congregadas para recibir y escuchar el mensaje del candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia. Domingo 15 de abril, Playas de Rosarito, Ensenada y Tecate, 5, 15 y 3 mil personas respectivamente, fue la asistencia reportada por los seguidores del candidato.

Martes 17 de abril de nuevo en Tijuana, el abanderado de la Coalición por México al Frente Ricardo Anaya delante de 12 mil asistentes -de acuerdo con sus seguidores- también hace lo propio al encabezar su acto proselitista demostrando la capacidad de concentración y movilización de su equipo y estructura.

Cualquiera con objetividad y mínimo conocimiento de los modernos procesos electorales diría que el costo beneficio de la organización de mítines proselitistas es verdaderamente peligroso, por si sale bien o por si sale mal. Que las concentraciones aun cuando multitudinarias no son ni con mucho el reflejo de lo que un día de jornada electoral puede significar; que las voluntades coaccionadas y hasta de convicción pero en fin manifiestas a total evidencia, no harán diferencia en el cómputo final. Argumento desde luego útil similarmente desde ambos lados de la misma moneda.

Tomar la plaza, pintar la raya y declarar el territorio, aunque en el siglo XXI suene arcaico, sigue siendo la declaración manifiesta de la contundencia del argumento, de la fuerza de los más, de una suma de voluntades que confrontadas electoralmente invitan a los otros a reconocerse, a asumirse en número y a dimensionar posibilidades de triunfo. Aunque técnica y políticamente pudiera no ser cierto.

Sin embargo, las huestes de los candidatos presidenciales que pisaron la entidad se debatieron entre sí por demostrar y probar quién había sido capaz de concentrar con mayor eficacia y de manera voluntaria un grupo más grande de seguidores. Desde luego también minimizando y denostando al adversario.

Ahora que los competidores punteros de la contienda electoral 2018 demostraron el músculo en Baja California, a la manera de los del siglo pasado, pero como que ya queda claro por dónde irá el resultado de este “combate electoral”.

Que la historia lo registre.- En el 2007 Baja California registró las mayores concentraciones políticas de su historia; más de 50 mil personas se concentraron para escuchar propuestas y compromisos electorales. El 60 por ciento fueron “asistidas para su presencia”.

Botón rojo.- Delante de videos, fotografía y hasta testimonio. Si la evidencia no supera al imaginario, es que el imaginario prefiere no ser evidenciado.

 

Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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