Las predicciones no erraron y el mexicano Guillermo del Toro se convirtió en el Mejor Director de los Premios Óscar, en su edición 90, gracias a “La Forma del Agua”, película que desde el inicio supo que tendría una identidad diferente por ser el romance entre una joven muda y una criatura acuática.
La historia que coescribió, produjo y dirigió se desarrolla en su mayoría en un laboratorio del gobierno en 1962 y está protagonizada por Sally Hawkins, Olivia Spencer, Michael Shannon, Richard Jenkins y Doug Jones.
Nacido hace 53 años en Guadalajara, Jalisco, quien desde pequeño se fascinó con el mundo de los monstruos y encontró en el cine fantástico su pasión, expresó lo siguiente al subir al escenario: “Soy un migrante como Alfonso (Cuarón) y Alejandro (González Iñárritu), mis compadres, como Salma (Hayek), Gael (García) y como muchos de ustedes. En los últimos 25 años he vivido en un país que es de nosotros porque creo que lo que nuestra industria hace es borrar las líneas en la arena y deberíamos seguir haciendo eso cuando los muros los quieren hacer más marcados ”.
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El reconocimiento de la Academia de la Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, hacia la trayectoria de quien antes creó éxitos como “El Laberinto del Fauno”, que le dio sus primeras nominaciones a la estatuilla en 2007, representa la materialización de un sueño hecho realidad tras 22 años de carrera que empezaron con “Cronos”.
Con Guillermo del Toro, a lo largo de la historia son once los mexicanos que reciben un Óscar por su labor, destacando en los últimos años la presencia de sus colegas y amigos Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Emmanuel Lubezki.
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