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domingo, febrero 25, 2024
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Un año más, 2018

La vida te la dan, pero no te la regalan. La vida se paga, por más que te pene. Así ha sido desde que Dios echó al hombre del Edén, por confundir lo que está bien, con lo que le conviene. Joan Manuel Serrat, Bienaventurados

La espiritualidad de 2018 tendrá que ser excepcional para los creyentes; una espiritualidad unida a la vida en un mundo complicado, problemático y pleno de cinismo, en apariencia, en las ciudades, estados y naciones como México. Hay escenarios en donde la competencia o rivalidad pareciera meramente humana, pero nos guste o no, lo veamos o no, este mundo está regido por poderes sobrehumanos, por decir menos, el fallecimiento natural y repentino.


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El destino común del hombre es la muerte y lo que nos da tiempo es la oportunidad de cambiar nuestra vida y enmendar sus errores, debilidades, pecados. Se muere como se vive. No se puede morir bien viviendo mal. El asunto es la vida diaria. No hay que ser ingenuos, leía en unos sermones de Navidad preparado por jesuitas orientales, que eso es precisamente lo que nos hace cristianos católicos, el hecho de que Dios se hace hombre para exaltar al hombre. No se puede ser bestia o ángel. Cristo Niño nació siendo Dios convertido en hombre.

El reto del creyente cristiano es asumir en su vida, el mensaje de Jesús, Dios encarnado en el hijo del hombre a través de una virgen, María, bajo el cuidado de su esposo protector, san José.

Es relativamente fácil celebrar la Navidad o nacimiento del Hijo de Dios, pero continuar esa fe en las obras de cada día es un don que hay que pedirle a Dios cotidianamente.


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De otro modo convertimos la Navidad, noche santísima del nacimiento de Dios, en un mero espectáculo mundano. Por eso, el Papa Francisco, en el Nacimiento colocado en el Vaticano, ha dado prioridad no al mismo Niño Dios, María o José, sino al desnudo, al migrante, sin techo, hambriento, preso, enfermo; esto para resaltar que a Jesús le agrada, más allá de la memoria de su Natividad, el que los cristianos y no creyentes nos dediquemos con todo el alma a servir al Pobre Cristo que vive en los insignificantes de este mundo. Eso es precisamente lo que millones de personas amorosa y diligentemente hacen desde los gobiernos, familias, empresas, iglesias, al menos en esta temporada. Aunque los necesitados ocupan ayuda permanente.

Como prioridad de la espiritualidad 2018, podremos ayudar, socorrer, servir a los necesitados e insignificantes que son el rostro de Cristo en este mundo injusto, cínico y perdido que celebra y expresa ‘felices fiestas’, pero ajeno al sentido verdadero de las celebraciones que nos comprometen con los sencillos y necesitados.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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