En México, 2017 fue un año muy difícil para los Organismos de la Sociedad Civil y para la población en general.
Para los anteriormente, más conocidos como ONG (Organismos No Gubernamentales), fue un año de penurias económicas, ya que el gobierno a nivel federal, estatal y municipal, con sus excepciones, tuvo la brillante idea de eliminar o minimizar los recursos dedicados a las asociaciones civiles.
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En el colmo de lo absurdo, decidieron que podían gastar en muchas actividades superfluas o secundarias, pero había que suprimir los recursos con los cuales subsisten o desarrollan sus actividades los organismos creados por los propios ciudadanos.
Eso sí, en el discurso se lucieron diciendo que está probado que rinde más un peso en manos de las instituciones ciudadanas que en las gubernamentales; pero en la práctica, los presupuestos de egresos tuvieron como ausentes las partidas dedicadas a los Organismos de la Sociedad Civil.
No nos han facilitado aún los presupuestos aprobados para 2018, pero ojalá que el sentido común, mesura, conveniencia política, su dios, o la iluminación que les hacía falta, les haya hecho reflexionar sobre lo erróneo de su proceder en el año que está a punto de terminar, de modo que busquen la mejor opción de respaldar el trabajo de los ciudadanos.
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En cualquier campo que nos venga a la mente, es imprescindible el apoyo social. Si pusiéramos de ejemplo la seguridad pública, no se necesitaría ser un erudito, un reconocido sociólogo o un sobresaliente psicólogo para deducir que, si en la actualidad, la sociedad está permeada por el crimen, éste no se resolverá sin la participación social, ya que no bastarían todas las áreas de inteligencia de los tres niveles de gobierno ni todos los operativos policíacos para reducir las escandalosas estadísticas de los múltiples delitos que azotan a la población.
Si habláramos de adicciones, para dimensionar la importancia de los centros de rehabilitación privados y sociales existentes en Tijuana, sería suficiente imaginarnos tan solo un día, un único día sin la existencia de los casi 150 establecimientos de ese tipo; esto solo con el fin de reflexionar sobre el caos que se desataría en nuestra ciudad si no se contara con el apoyo de esas instituciones que se hacen cargo prácticamente de la totalidad de personas adultas presas de adicciones.
Así podríamos seguir mencionando otros temas como los tipos de cáncer más típico padecido por las mujeres o por los niños, o la labor de quienes combaten el hambre de los más pobres, o el trabajo a favor de las mujeres que sufren de abuso sexual, laboral o de cualquier índole, o del esfuerzo de los voluntarios que trabajan en pro del medio ambiente; así como de los que se preocupan por brindar educación, oportunidades para los jóvenes y muchas otras actividades que harían el listado prácticamente interminable.
Si bien, los ciudadanos estamos conscientes de nuestras aportaciones, pareciera que el gobierno está ciego, y lejos de apreciar la colaboración ciudadana, la desdeña y equivoca su orden de prioridades, considerando que son más importantes otros rubros de su propio consumo, antes que el de la sociedad.
Pero no todo está perdido. Regidores, diputados, senadores, presidentes, gobernadores, asesores internos y externos y muchas personas más que tienen poder de decisión en las diversas esferas de gobierno, tienen ante sí una oportunidad de oro para corregir errores del pasado y reorientar el rumbo gubernamental para que tengamos un próximo año en el que se retome el apoyo a los Organismos de la Sociedad Civil para que se promueva al máximo la participación social en la recuperación de la seguridad, rehabilitación, medicina preventiva y de todos aquellos campos donde los ciudadanos tenemos mucho que aportar.
Todo es cuestión de un buen 2018.
Alberto Sandoval es Fundador de Alianza Civil, A.C. y Presidente del COMOSC. Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org INTERNET: www.AlianzaCivil.Org Facebook: Alberto Sandoval Twitter: @AlSandoval
