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sábado, febrero 24, 2024
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El disfraz

Amor, ¿te gusta mi disfraz?

“Sí, mi vida. Te ves bonita de vaca”.


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— ¡Es de dálmata!

Autor: Viuda.

 


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Visita a Estados Unidos

Un cubano fue a Estados Unidos y cuando regresó le preguntaron:

Mi negro, ¿qué fue lo que más te gustó de Miami?

“Madona”.

¿Y de Los Ángeles?

“Madona”.

¿Y de Nueva York?

“Madona”.

¿Y de Las Vegas?

“Madona”.

— Oye mi negro,  ¿pues qué te gusta de Madona?

“¡La Cajita Felí!”.

Autor: Otro cubano.

 

Kilitos de más

¿A qué te dedicas?

“Soy modelo de fotografías de gimnasio”.

¡Pero si estás muy gorda!

“Lo sé, ¡es que soy el ‘antes’!”.

* * *

Mi rey, ¿cómo me veo con este vestido?

“Te ves deliciosa”.

¿De veras?

“Sí, ¡pareces un tamal!”.

Autor: Nutriólogo en ciernes.

 

La llamada

¡Ring, ring!

— ¿Bueno?

“Hola guapa, ¿tienes novio?”.

— No.

“¡Soy tu novio, desgraciada!”.

Autor: Ex novia.

 

La confesión

Va un hombre a confesarse y le dice al cura:

 Padre, ayer encontré una cartera con mil pesos.

“¿Y qué hiciste, hijo?”.

Lo mismo que Jesús, Padre.

“¿Lo devolviste?”.

No; los convertí en vino.

Autor: AA.

 

Burla

¿Dónde andas?

“Te doy tres pistas: sol, arena y cervezas”.

¡¿Andas en la playa?!

“No te burles, ¡soy albañil!”.

Autor: “Maistro” de obra.

 

Pies malolientes

Una vaga a la que le apestan terriblemente los pies, entra en una zapatería con la intención de adquirir unos zapatos. Se sienta en una banqueta y le dice al dependiente:

“Quisiera probarme unos mocasines”.

Dicho esto se quita los zapatos, y el dependiente se desmaya de la peste. Los otros clientes empiezan a salir de la tienda. Ante tal desastre, el dueño de la zapatería se dirige a la chamaca:

“Le suplico que abandone la tienda, ¡me está arruinando el negocio! Y le regalo los mocasines”.

La vaga apestosa esboza una sonrisita bajo los bigotes y sale de la tienda, pero después de un rato recapacita. Vuelve atrás, se quita los calcetines y con voz malévola pregunta al propietario:

“¿Qué tal si ahora me enseña unas botas?”.

Autor: Zapatero.

 

El cliente

Un cliente muy latoso y exigente va al restaurante. Tras estudiarse la carta durante media hora, pide  al mesero:

“Tome nota, por favor: para empezar, sírvame unos pimientos fritos, pero no demasiado; de segundo, un plato de pasta, no demasiado cocida; después un bistec a la plancha, ni demasiado hecho ni demasiado crudo; una ensalada con dos gotas de vinagre; una rodaja de piña con tres medias cucharaditas de azúcar; un café que no esté ni muy caliente ni muy frío; y para beber, agua… agua…”.

El mesero interrumpe:

“Señor, ¿con qué grado de humedad desea el agua?”.

Autor: Mesero desempleado.

 

Tres cervezas

Un tipo empezó a frecuentar el bar. Iba a mediodía, pedía tres cervezas y se iba. Todos y cada uno de los días ocurría lo mismo.

Un día el mesero le preguntó cómo se las bebía del tirón, puesto que en apenas diez minutos se las tomaba. El tipo responde:

“Es que antes siempre me quedaba con dos amigos y tomábamos una ronda, pero como se fueron a vivir uno a París y otro a Londres, ahora me tomo una por cada uno”.

Un día el tipo pide solo dos cervezas, entonces el mesero pregunta:

— ¿Solo dos? ¿Pues qué les pasó a sus amigos?

“A ellos nada, yo dejé de beber”.

Autor: Otro ebrio anónimo.

 

Peligrosos “arbustos”

En Nueva Jersey, Estados Unidos, tres adolescentes podrían enfrentar cargos por… por… pues quién sabe por qué. Resulta que los jóvenes se dieron a la tarea de disfrazarse de arbustos en el Rahway River Park. Cuando la gente ve pasar a los chicos, dicen “hola” y sorprenden a los peatones.

Ahora resulta que la autoridad asegura que los chamacos han causado tanto asombro que la broma podría hacer que alguien ¡EN ZERIO! caiga y termine demandando a la ciudad.

Cuál espíritu halloweenesco, pues.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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