Hace una semana, el PRI celebró su Asamblea nacional donde definió las reglas con las que elegirá a su candidato presidencial, en 2018. De este evento, lo relevante fueron dos cosas: la primera de ellas es que eliminó los candados que impedían a personas que no estuvieran afiliadas a este instituto político a competir. Este punto tiene un claro destinatario y recae en el secretario de Hacienda José Antonio Meade.
El otro punto que llamó la atención fue la modificación al artículo 194 del estatuto priista que prohibía a los legisladores “chapulines” plurinominales; es decir, aquellos diputados y senadores que literalmente se la pasan brincando de una Cámara a otra, sin competir e impidiendo que otras figuras con aptitudes puedan llegar a ocupar un escaño.
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Es de llamar la atención que antes de que se aprobara este punto, los priistas como Manlio Fabio Beltrones hablaban de lo importante que era la participación de sus bases, así como del respeto a la voluntad de sus militantes; pero curiosamente, en cuanto se aprobó lo descrito en el párrafo anterior, el discurso cambió. Ahora el mismo Beltrones habla de la posibilidad de pelear por la vía jurídica la eliminación de este punto; en pocas palabras, dejar sin efecto la eliminación de los “chapulines” legislativos. No cabe duda que los priistas siguen siendo “genios y figuras”; en cuanto ven mermados sus intereses personales, se acaba el discurso de supuesta “inclusión” y las palabras, como “la mayoría manda”, se van a la basura.
Por otro lado, el tema que estremeció a toda la sociedad mexicana fue la información dada a conocer por las autoridades estadounidenses que involucra al futbolista mexicano, ícono de la Selección Nacional, Rafael Márquez, y al cantante Julión Álvarez, con la delincuencia organizada.
El caso de Rafael Márquez merece ser tratado con atención y cuidado. No se trata de cualquier deportista, sino del futbolista con mayores éxitos, después de Hugo Sánchez. Un jugador admirado y respetado, ejemplo de muchos niños y jóvenes que, en el ocaso de su gran carrera, juega con el Atlas de Guadalajara, en la liga nacional.
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La gran pregunta que todos nos hacemos es hasta dónde Márquez está involucrado en ciertos negocios con el capo Raúl Flores. En el fondo, quisiéramos que se tratara de un mal entendido, pero parece que no será así.
La acusación que se le hacen a Rafa viene con lujo de detalles, los cuales hasta el momento no han sido desmentidos. A diferencia del futbolista, el cantante Julión Álvarez citó a los medios de comunicación para ofrecer una rueda de prensa y contestar todas las preguntas que se le formularan. En cambio, Rafa Márquez se limitó a leer un breve mensaje.
En la forma de comunicar también se distinguen los rastros de posible culpabilidad, pues escudarse y decir que desconocían los negocios en el que estaba envuelto el delincuente Raúl Flores, no me parece una justificación razonable, ¿cuántos presuntos delincuentes no están en la cárcel aduciendo que no sabían lo que otras personas hacían con su dinero?
Si Rafael Márquez es culpable, deberá emplearse todo el peso de la Ley; no por ser famoso y gran deportista podrá estar al margen de la justicia.
Si es inocente y logra comprobar su desconocimiento en los negocios turbios, esto servirá de ejemplo a otros para que sean cuidadosos a la hora de elegir con quiénes participar en su vida empresarial.
Por lo pronto, sea culpable o inocente, Rafa Márquez se lleva entre “las patas” a miles de fanáticos que lo veía como un ejemplo a seguir.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal, así como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro
