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jueves, febrero 15, 2024
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Sospechosos “Los Chapitos” y “Los Dámaso” por asesinato de Javier Valdez

Presuntos miembros del clan mafioso de los hijos de “El Chapo”, quienes sostenían una guerra interna contra Dámaso López, hoy detenido y encarcelado en México, compraron de manera masiva una edición de Ríodoce, donde se publicó una entrevista, firmada por Javier Valdez, con un emisario de Dámaso que contradecía la versión de “Los Chapitos” otorgada a Ciro Gómez Leyva. Semanas después, ante la aprehensión de Dámaso López, el periodista redactó un reportaje donde después de hacer una reseña de la vida criminal del capo, refiere que fuentes le confiaron que no veían al hijo de Dámaso como el sucesor de la célula criminal. Los dos reportajes son analizados para deslindar responsabilidades. El móvil del crimen fue su trabajo como periodista, de eso no cabe duda: Ríodoce

 


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Culiacán, Sinaloa.- A Javier Valdez lo estaban vigilando. Lo espiaban. Sus asesinos sabían qué ruta tomaba todos los días al salir de las oficinas del semanario Ríodoce, ubicadas en un edificio de tres plantas en color gris, de ventanas plateadas, en la esquina de Francisco Villa y Teófilo Noris, Colonia Jorge Almada.

Sabían que estacionaba su vehículo, un Toyota Corolla color tinto, de reversa en el pequeño estacionamiento del edificio, y que salía a mediodía los lunes después de la junta para analizar temas administrativos y planear la semana laboral.

“Sabían que Javier tomaba la misma ruta, a todos nos vigilaban”, suelta uno de los integrantes del equipo de reporteros del medio. Era la misma rutina para el autor de “Los Morros del Narco” y “Narcoperiodismo”, como también para el resto de los periodistas.


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De acuerdo con la reconstrucción que ofreció el mismo medio, Valdez Cárdenas salió minutos después de las 12:00 pm del lunes 15 de mayo en la unidad citada, propiedad de la empresa. Avanzó rumbo al sur por la Teófilo Noris hasta alcanzar la Avenida Ramón F. Iturbe, dio vuelta hacia el Oriente para virar una cuadra y tomar la Vicente Riva Palacio. Al pasar frente a una guardería, sujetos encapuchados lo interceptaron y lo bajaron a empellones de su carro.

Ahí mismo le dispararon en el abdomen y en el rostro. Según el parte forense, fueron doce tiros soltados a corta distancia, un perito comentó que al parecer alcanzó a meter las manos porque tenía los dedos reventados debido a laceraciones de bala. Le dieron el tiro de gracia.

Perpetrado el asesinato, los sicarios escaparon en el vehículo de Javier, dejando atrás el cuerpo a mitad de la calle, boca abajo, con el sombrero panamá mal acomodado, manchado de sangre.

“Escuchamos el ruido como de golpes fuertes en la redacción, pero no sabíamos que eran las balas que estaban matando a Javier; hasta que llegó corriendo un empleado de un local a avisar que era él”, narra otro integrante del equipo riodocesano.

“¡Javier!, levántate, bato, que haces ahí”, fue lo único que se le ocurrió gritar al ver su cuerpo en un lago hemático que quemaba el chapopote, ese que siempre decía Valdez Cárdenas que le gustaba sortear en la ciudad, la memoria del asfalto que cronicó en sus textos.

Minutos más tarde, a las 12:35 pm se reportó que en la Avenida Aquiles Serdán, entre la calle Cristóbal Colón y Bulevar Francisco I. Madero, entre la barda de un domicilio y un poste del alumbrado público, quedó abandonado el Toyota Corolla.

Ríodoce confirmó que la computadora de Javier, así como su teléfono celular, no se encontraba en la unidad; fueron hurtados por los delincuentes. Según los testimonios recabados por policías, del Corolla descendieron dos sujetos que portaban capuchas, pero no lograron establecer hacia dónde emprendieron la huida.

 Fiscalía de “utilería”

Con el cuerpo del veterano periodista tendido -también corresponsal del diario La Jornada en Sinaloa- el fiscal del Estado, Juan José Ríos Estavillo, se apersonó en la escena para dar una apresurada declaración a los reporteros.

Señaló -y lo reiteró el miércoles 17 de mayo en una conferencia- que la línea principal a seguir es la del trabajo periodístico de Valdez Cárdenas, y en segundo lugar el despojo del vehículo, aunque aclaró que era la más débil.

“Todo lo que tiene que ver con el trabajo que realizaba Javier Valdez entrará dentro de la investigación, eso incluye las publicaciones”, dijo.

Ríos Estavillo comentó que existen varias cámaras de vigilancia urbana en el trayecto que posiblemente tomaron los responsables, que pudo ser el Bulevar Gabriel Leyva Solano o Francisco I. Madero rumbo al Oriente, hasta alcanzar Aquiles Serdán.

“De las cámaras, hay alguna serie de imágenes que obvio no son claras o no apuntan las cámaras al lugar donde corresponden”. Excusó además que solo el 9 por ciento de las cámaras están en funcionamiento.

Al día siguiente la Fiscalía General llevó a cabo la reconstrucción de los hechos; se sabía además que muy temprano ese lunes Valdez Cárdenas había pasado por el café Bistro Miró a tomar un café y un vaso con agua, como acostumbraba. Los empleados y clientes del local, tras el homicidio, dejaron la mesa número 9 sola y un sencillo homenaje con un par de flores y un periódico.

Fuentes extraoficiales de seguridad señalaron que investigarán también la línea de futuros reportajes que preparaba el periodista, en virtud del robo de la computadora personal que cargaba en el vehículo.

Esa mañana, en la cuenta de Facebook de Valdez una empleada del café había subido una foto del también escritor con una máscara del personaje de Darth Vader. “Gracias por seguirnos el rollo…”, escribió.

 

Las hipótesis

Según el posicionamiento de Ríodoce tras el asesinato de su cofundador, titulado “Hoy nos pegaron en el corazón”, el ataque a Valdez Cárdenas no provino de otra parte más que del crimen organizado.

“No tenemos ninguna duda: el origen del crimen de Javier Valdez está en su trabajo periodístico relacionado con los temas del narcotráfico. No sabemos de qué parte, de qué familia, de que organización provino la orden. Pero fueron ellos”.

Javier había construido gran parte de su narrativa periodística con temas del crimen organizado, con textos en los que narraba historias no solo de víctimas; también de la entramada relación entre los capos y sus esbirros, sus complicidades, sus historias de surgimiento y caídas.

Cada semana, desde que estalló la guerra al interior del Cártel de Sinaloa, con la ruptura entre los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y Dámaso López Núñez, Ríodoce cronicaba los entresijos de las disputas. Fue uno de los primeros medios en dar a conocer el asalto de un grupo de los Beltrán Leyva a la comunidad de La Tuna, en junio de 2016, así como la profanación de la casa de doña Consuelo Loera López, madre del capo extraditado. El tema cobró relevancia internacional con Joaquín Guzmán en pleno proceso de extradición a Estados Unidos.

También en dar a conocer la liberación de “Los Chapitos” o “Los Menores” tras el secuestro en el restaurante La Leche de Puerto Vallarta, Jalisco, en agosto del año pasado, hecho que sacudió al Cártel de Sinaloa por las repercusiones que tendría en cuanto a violencia.

Pero a partir de la ruptura declarada públicamente a través de una carta el 8 de febrero de 2017, enviada al programa de televisión de Ciro Gómez Leyva, los grupos criminales se subieron a los medios informativos.

En la misiva firmada presuntamente por Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, acusaban a López Núñez de citar a una reunión junto con Ismael Zambada García en un lugar innominado de Sinaloa, para montar una celada mortal. Pero -según la carta- sus pistoleros fallaron y solo los dejaron heridos.

Días más tarde, Ríodoce fue contactado por un enviado del grupo de Dámaso López Núñez para desmentir la versión y dar a conocer la propia. El 19 de febrero, el semanario publicó el titular: RESPONDE DÁMASO: “No disparé a los Guzmán; soy amigo del ‘Mayo’”.

En la nota, firmada por Valdez Cárdenas, relataba que López Núñez afirmaba a través de su enviado que era falso que citara a una reunión, al igual que la intención de atentar contra sus vidas.

Explicaba además que la reunión entre los hijos de Guzmán y “El Mayo” se había realizado el 4 de febrero en la comunidad de Paredones, en la zona rural del norte del municipio de Culiacán, sin que se presentaran incidentes.

Javier Valdez relataba (consultar http://riodoce.mx/narcotrafico-2/no-dispare-a-los-guzman-y-soy-amigo-del-mayo-zambada-damaso)

“Señaló (el enviado) que Los Menores no han respetado los acuerdos y los han provocado violentamente desde hace alrededor de un año, preparándose con gente y equipo, como parte de un golpe de Estado en contra de López Núñez, “aprovechándose de mi buena fe, con alevosía y ventaja, y ellos han corrido la versión de que la DEA me apoya, pero no es cierto. Tengo orgullo y sé respetar los códigos”.

— ¿Rompió Dámaso con El Mayo?, preguntaba el veterano periodista.

— No, claro que no. El señor Zambada es una fina persona, a quien se respeta y respetará siempre.

— ¿Está Dámaso fuera del Cártel de Sinaloa?

— Él y el grupo que dirige es amigo del señor Zambada y la lógica y los hechos hablan más que mil palabras.

— ¿Amigo del Mayo y enemigo de Los Chapitos?

— Iván, Alfredo y su tío están enfermos de poder, pero es a través del abuso como hacen amigos forzados. Los apoyan más por miedo que porque sea lo correcto. Él (Dámaso) es amigo del Mayo pero también amigo del señor Joaquín Guzmán. Y el señor Guzmán lo dejó donde está ahora y siempre se valora lo poco que le pudo servir a él y a sus hijos. No se puede decir que Dámaso es enemigo de Iván o Alfredo, aunque sabe que están desubicados y en cualquier momento pueden reflexionar y madurar. Ellos no quieren a Dámaso, pero Dámaso ha dicho que no puede ser enemigo de los hijos de una persona “a la que quiero y aprecio”.

— ¿Esto se puede resolver?

— Todo se soluciona con una buena plática. Solo nos hemos defendido, pero jamás los hemos provocado. Ellos tienen un año provocando al Licenciado. Provocándonos.

 

La reacción de los narcos

La reacción por parte del grupo de “Los Chapitos” se concretó cuando el periódico era repartido esa madrugada, al coordinar un operativo de varios vehículos y jóvenes que a punta de billetes compraron poco más de cinco mil periódicos de Ríodoce. Sobre el secuestro de la edición del semanario, al ser consultados por colegas, tanto el director Ismael Bojórquez Perez como el mismo Valdez atribuyeron el incidente a “cosas normales que pasaban”.

En esa misma edición se publicaba un amplio reportaje sobre las empresas secretas del ex diputado priista Óscar Lara Aréchiga, acusado en Andorra de lavado de recursos por el orden de 16 millones de dólares.

Dos días más tarde, otro periódico quincenal, La Pared, que traía el mismo tema en portada, recibió presiones para entregar toda la edición de 3 mil ejemplares para evitar su circulación. Los distribuidores de la revista, al salir de la impresa de Noroeste, fueron abordados por jóvenes que usaban gorras con la inscripción #701, los cuales informaron que iban a adquirir toda la edición, como había sucedido con Ríodoce.

Luego del suceso, los editores de La Pared optaron por dejar de publicar el impreso, pero recibieron presiones para publicar una última edición a favor de “Los Chapitos”.

Ambos secuestros no fueron denunciados públicamente hasta el 30 de marzo, tras el asesinato de la periodista Miroslava Breach, de Chihuahua.

En su columna “Observatorio” del diario Noroeste, el periodista Alejandro Sicairos Rivas advirtió que lo anterior no era un suceso que se debía dejar de lado, “yo hablé con Javier y le llamé la atención sobre lo que habían publicado del Dámaso, pero me dijo que lo publicaron porque era un tema de interés periodístico”.

De acuerdo con fuentes extraoficiales, ésta podría ser las primeras hipótesis en torno al homicidio del autor de “Los Morros del Narco”.

 

La última publicación de narco

Sumergido el mes de abril en la guerra entre facciones de Sinaloa y con La Pared fuera de circulación, Ríodoce se mantuvo contando los acontecimientos que inundaban la entidad, hasta que el 2 de mayo todo dio un vuelco: la Procuraduría General de la República (PGR) y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) anunciaban el arresto de Dámaso López Núñez “El Licenciado”, en un lujoso departamento de la colonia Nueva Anzures en la capital del país.

Con su detención, señaló la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), se frenaba la alianza entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el grupo de Dámaso. Le siguieron arrestos de la estructura de “El Licenciado”, como su operador financiero en la Ciudad de México, un líder de pistoleros detenido en Costa Rica, Sinaloa; así como un socio de Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, de nombre Luis Enrique Verdugo Barraza, hijo del fallecido Lamberto Verdugo Quintero “El Güero Verdugo”. El lugarteniente de “El Mini Lic”, era ahijado del “Mayo” Zambada.

Días después la SEDENA anunció el arresto de un grupo de escoltas de “El Mini Lic” en el Estado de México, que salieron libres al no integrarse adecuadamente la carpeta de investigación.

El 7 de mayo, el semanario sinaloense publicó en portada una fotografía de López Núñez escoltado por militares, saliendo del edificio de departamentos, con el título “LA FIESTA DE LOS MENORES”.

El reportaje principal de la edición número 745 se titulaba “Preso Dámaso, el hombre que quiso suplir al Chapo”. Firmado por Javier Valdez también, se trataba del perfil criminal de López Núñez, desde sus inicios en la Procuraduría como ministerio público hasta coordinador en la Policía Judicial del Estado, su brinco al penal federal de Puente Grande, donde trabó amistad con “El Chapo” (http://riodoce.mx/narcotrafico-2/preso-damaso-el-hombre-que-quiso-suplir-al-chapo).

De igual manera, contaba los últimos acontecimientos de la guerra con los hijos de Guzmán Loera y las líneas que llevaron a su arresto en la Ciudad de México.

Al final, retomando fuentes del Valle de San Lorenzo, Javier describió cómo los pobladores de Eldorado, sobre todo de Portaceli, rancho de donde era originario, recordaban las fiestas como las últimas que “El Licenciado” patrocinó en diciembre de 2016.

Ahí elaboró un perfil sobre su hijo y posible heredero, Dámaso López Serrano.

“A él le gusta mostrar una que tiene cachas de oro e incrustaciones. Sabe de camionetas de lujo y de paseos y huateques. Su padre y su familia nacieron en Portaceli, una de las comunidades más grandes de la región, tienen negocios en la agricultura local y prácticamente todos los salones de fiestas. Nada qué ver con el capo en ciernes, el sucesor del Chapo o de su padre. Nada.

“Cuando hablan de él, es por las fiestas o por el cotorreo. Antes venía con su gente para acá, para los pueblos, pero ahora que se puso feo ya no vienen. Él solo anda en fiestas y gasta lo de su papá, pero no se dice que haga trabajos de esos, de los narcos. Nada de eso”, afirmó uno de los habitantes del Valle de San Lorenzo, quien por seguridad pidió el anonimato.

Muchos saben que ya no está aquí, que por órdenes del Licenciado, mucho antes de que fuera detenido, fue sacado de la región, o quizá del estado o tal vez del país.

“No lo vemos como alguien que puede ocupar la posición de jefe, como su padre. Él anda de paseo”, manifestó otro.

En el diario La Jornada, al día siguiente de la detención del capo, Valdez Cárdenas retomó la entrevista con el enviado de Dámaso y realizó el perfil criminal del capo.

En la última edición de Ríodoce, el domingo 14 de mayo, Valdez  Cárdenas ya no tocó el tema del narco, se enfocó en un relato publicado en su columna “Malayerba”, donde describía la vida de un joven adicto en un centro de rehabilitación, sumergido en la red del narco. Se titulaba “El Licenciado”, y algunos tras su muerte trataron de ver que se relacionaba con López Núñez, aunque el relato era sin nombres, como era el formato de las Malayerbas.

 

Y la protesta se alzó

De alguna manera, Javier Valdez -como lo decía siempre- cargaba la amenaza consciente, solo por el hecho de narrar el mundo atroz que dejaba el narco a su paso. “Reportear en Culiacán es hacerlo con el culo en la mano”, solía decir en entrevistas.

Según Carlos Lauría, presidente del Comité de Protección a Periodistas, organismo que le dio un Premio al Valor en 2011, manifestó que Javier había señalado que sería bueno salir de Culiacán por un tiempo, mientras las “cosas se enfriaban”. En ese sentido también se pronunció el sindicato de La Jornada. Sentía el clima hostil y tenso en la guerra que libraban “Los Dámasos” y “Los Chapitos”.

La reacción no solo nacional sino con eco internacional tras la muerte del periodista, cimbró al gremio. Al día siguiente, las expresiones de concretaron en una ola de manifestaciones públicas de sus colegas y activistas sociales en la República.

En Culiacán, más de 200 personas, entre ellas alrededor de la mitad de reporteros, empezaron con un plantón en la escalinata de Catedral en el Centro de la ciudad, pero ante tanta indignación e inmovilización del Gobierno del Estado y de la Fiscalía General, se improvisó una marcha que tomó rumbo a Palacio de Gobierno.

Con gritos y pancartas de justicia, bajo una tenue llovizna que anunció un verano adelantado, los manifestantes tomaron la calle principal de la ciudad y justo donde Javier cayó abatido por las 12 balas, se realizó un homenaje con lectura de sus textos.

El contingente continuó a la explanada de Palacio. Nadie se esperaba que un grupo de más de 200 personas tomara por asalto el edificio de tres plantas donde despacha el gobernador Quirino Ordaz Coppel.

La decisión era clara: no moverse hasta que Ordaz Coppel diera la cara, y así era expresado en gritos. Casi a la fuerza, los periodistas y activistas irrumpieron por las escaleras hasta llegar a las puertas del despacho de Quirino, las cuales no se abrieron. Solo salió el secretario particular para informar que el mandatario recibiría al contingente en el auditorio de Palacio.

Ahí, periodistas como Alejandro Sicairos, también cofundador de Ríodoce; Marco Vizcarra, Bernardino Chávez, Gabriela Soto, entre otros, exigieron en representación al gremio, acciones concretas a realizar.

“No queremos más excusas, gobernador, ustedes desde que llegó al cargo solo nos ha dado excusas, y nunca hemos visto a nadie gobernar en el tercer piso (despacho), nada más hemos visto a un títere”, expresó Vizcarra.

Asediado por preguntas que no pudo contestar, otros pidieron su renuncia, a lo que Quirino solo planteó emprender las acciones que los periodistas propusieran:

1) Una fiscalía especial del caso.

2) Una mesa de seguimiento integrada por periodistas.

3) Seguridad para el personal de Ríodoce.

Sin embargo, a pesar del compromiso, Juan José Ríos Estavillo, fiscal de Sinaloa, señaló que entre 15 y 20 investigadores fueron asignados al caso, que se trabaja con un grupo de la PGR que también colabora y que de inmediato brindó protección a la familia de Valdez Cárdenas y los miembros del semanario.

Las medidas cautelares, dijo, también incluyen seguridad física a las instalaciones de Ríodoce, así como a reporteros y directivos. Sobre el tiempo para dar resultados y aprehender a los responsables, ni el fiscal ni el gobernador se comprometieron en un periodo corto, como tampoco lo hicieron a renunciar si no se esclareciera el caso.

 

El periodismo español alza la voz por México

Madrid, España.- La bandera de México, que día con día ondea orgullosa frente al Congreso de los Diputados de España, brilló por su ausencia el jueves 18 de mayo. Curiosamente, la tricolor que corona la legación diplomática de nuestro país en Madrid, fue guardada en un cajón la tarde en que un centenar de periodistas españoles convocaron una concentración de apoyo al gremio en México. Escondida, el asta sin bandera fue testigo de la indignación por el flagrante ataque a la libertad de expresión en nuestro país. Porque este día se apostaron, frente a la Embajada de México en Madrid, representantes de los Colegios Profesionales de Periodistas de Cataluña, Galicia, Murcia, Andalucía, País Vasco, Rioja, Castilla y León, Navarra y Asturias; de medios de comunicación como Público, Contexto, El Español, El Independiente, Infolibre, Eldiario.es, entre otros; y decenas de periodistas a título personal, para solidarizarse con los compañeros y familiares de Javier Valdez y de los otros 126 periodistas asesinados en México desde el año 2000.

Megáfono en mano, el doctor y catedrático de Comunicación Política, Víctor Sampedro, en calidad de vocero de los convocantes, dio lectura a un manifiesto en el que se resaltó que “la violencia contra los informadores en México es un crimen que nos afecta a todos y a todas, denunciar la impunidad que la ampara es una responsabilidad ineludible. Los Colegios Profesionales de Periodistas, como representantes legales de la profesión, condenamos rotundamente esta situación y exigimos a las autoridades mexicanas que actúen para ponerle freno. Asesinar al periodista no mata la verdad”.

FOTO: cortesia

Cuestionados por ZETA, coincidieron que los últimos asesinatos de periodistas en México les hicieron despertar.

“Lo que siento es no haber estado antes. Creo que estamos reaccionando tarde, porque México se ha convertido en un Estado fallido sobre todo para todas las cosas que tienen que ver con la libertad de expresión”, señaló Joaquín Estefanía, periodista, columnista y ex director del diario El País. La escritora Rosa Montero enfatizó que esta manifestación es “contra la impunidad con que están siendo perseguidos, aterrorizados y asesinados los periodistas en México, porque creemos que el gobierno no ha tomado realmente medidas para protegerlos”.

Como apuntó la veterana periodista Soledad Gallego, columnista de Cadena Ser, esta manifestación busca no solo “llamar la atención”, sino que se materialice en hechos concretos, como una petición al gobierno español y al Congreso de los Diputados “para que adopten una moción, una resolución pidiendo al gobierno mexicano que actúe para impedir lo que está pasando. Es lo que nuestros compañeros de Sinaloa nos han pedido”.

La decena de corresponsales mexicanos en Madrid agradecieron el apoyo de sus colegas ibéricos. “Cualquier apoyo para denunciar la situación que se está viviendo en México, sobre todo en estos momentos en que hay mucho dolor en el gremio, en la prensa, en mi periódico, donde desgraciadamente hemos perdido a dos compañeros en dos meses, cualquier tipo de apoyo desde el exterior sirve”, comentó cabizbajo Armando Tejeda, corresponsal de La Jornada, periódico del que Javier Valdez era también corresponsal en Sinaloa; así como Miroslava Breach, asesinada en marzo en Chihuahua.

“La indignación ya rebasó las fronteras del país, ya está instalada fuera de México, como reclamo para que las autoridades de México ya den una respuesta a tanta impunidad”, apuntó Alejandro Gutiérrez, corresponsal del semanario Proceso en España.

Palabras y muestras de indignación que se produjeron a una distancia prudencial de la Embajada de México, ya que la Policía Nacional desalojó a los periodistas que se habían concentrado en un principio a las puertas de la misma.

Después de la lectura del manifiesto y de llamar en un par de ocasiones al timbre, esperando que algún representante de México en España lo recibiera, Miguel Mora, director del diario digital Contexto -Ctxt-, se limitó a deslizar el papel por debajo de la puerta. Lourdes Téllez

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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