Sin una estrategia que defina “qué hacer rumbo a 2018”, como lo observó el senador Miguel Barbosa Huerta, el PRD se sigue desbandando.
El más reciente desertor, el senador Armando Ríos Piter se dijo harto de un sistema partidista que “ya solo produce ruido y confrontación”. El 14 de febrero abandonó el partido para encabezar el “Movimiento Jaguar”, apodo que lleva.
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En los últimos meses, los casos de dimisión han sido varios. A finales de enero, los cuatro ex dirigentes de Morelos Víctor Nájera, Ángel Flores, Pedro Delgado y Óscar Rosas presentaron su renuncia en el estado donde gobierna el perredista Graco Ramírez. Los desertores anunciaron se sumarían a Morena como muestra de rechazo a la alianza PRD-PAN en su entidad.
En mayo de 2016, el presidente del consejo estatal del PRD en Quintana Roo, Alonso Ventre dimitió, también con la idea de incorporarse a Morena. Acusó que “no se cumplieron los acuerdos” con el entonces candidato del PAN-PRD a la gubernatura, Carlos Joaquín, quien resultó electo.
Anteriormente, figuras destacadas de ese instituto político también lo dejaron. Es el caso de su cofundador y ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, quien migró del perredismo en 2014 para encabezar su movimiento “Por México hoy”.
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Poco tiempo después, Alejandro Encinas, presidente de la mesa directiva de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, abandonó al PRD en 2015 y actualmente pertenece a la agrupación encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas.
La lista de deserciones no se limita a esas figuras. Además de Armando Ríos y Alejandro Encinas, en el ámbito legislativo, siete senadores se han ido del Partido de la Revolución Democrática: Martha Tagle, Benjamín Robles, Mario Delgado, Morena; Rabindranath Salazar, Morena; Zoé Robledo, Morena; Adán Augusto López, Morena, PT; Sofío Ramírez, PRI.
