A las 9:25 de la noche, una vez que la Plaza Monumental lucía a su máxima capacidad, las luces se apagaron y una grave y portentosa aclamación recorrió las gradas: miles de seguidores se manifestaron a la espera de que los Caifanes subieran al entarimado, instalado al centro del ruedo. 20 minutos después, los músicos capitalinos aparecieron; y con el tema “Para que no digas que no pienso en ti” dieron inicio a un concierto en el que ofrecieron buena parte de sus éxitos, el viernes 28 de octubre en Tijuana.
También tocaron “Viento” (del primer disco de la agrupación) como parte de su rítmico arranque. Posteriormente el vocalista, Saúl Hernández, se dirigió al público, y de entrada, correspondió a la ovación que él y sus compañeros estaban recibiendo: “El aplauso es para ti, raza”, en referencia a una nutrida audiencia, que se caracterizó por rebasar la capacidad de la plaza disponible para el evento. Jonás Valdés, representante de medios de la promotora Más Conciertos, confirmaría a ZETA, a propósito de la exitosa presentación, hubo “sobrecupo”. Situación que obligó a que en Gradería se abrieran secciones laterales, tal como expuso el entrevistado. Lo cierto es que también, gente que había pagado su entrada, no pudo ingresar; días después la empresa publicó que se le reembolsaría su dinero. El número de asistentes, se estipuló extraoficialmente en quince mil.
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Además de una selección de canciones pertenecientes a distintos álbumes de estudio, los Caifanes trajeron la nostalgia de una agrupación con amplia trayectoria: mientras ejecutaban “Cuéntame tu vida”, detrás de la banda se plasmaron en pantalla imágenes añejas de sus integrantes, fotografías con el sello de modas del siglo pasado (abultadas cabelleras, vestimenta oscura…).
En su momento, Saúl aprovechó el micrófono para manifestarse en contra del candidato a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump por proponer la construcción de un muro entre ese país y la república mexicana: “Desde aquí, desde México, Donald Trump, vas y chingas a tu puta madre”. Textual. Y, a continuación, dieron paso a “Antes de que nos olviden”, del disco El Diablito y cuyas primeras estrofas corrieron a cargo de la concurrencia.
La barrera dispuesta alrededor del ruedo vibraba con la potencia de los amplificadores. Más éxitos vendrían. Luces rojas. Contornos de animales como fondo visual. El talento de los ejecutantes puesto de manifiesto. Alfonso André, con notable desempeño a cargo del ritmo en “Perdí mi ojo de vendado”. El bajista Sabo Romo y el guitarrista Rodrigo Baills luciéndose en “Detrás de ti”. Un intermedio y después el saxofón de Diego Herrera, para introducir “Quisiera ser alcohol” (de “El nervio del volcán”).
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“El aplauso sigue siendo tuyo, raza”. Insistiría Saúl, luego de lo cual el conjunto interpretó “Te lo pido por favor”, del recién extinto Juan Gabriel, y “…con todo respeto y cariño”, Hernández se lo dedicó al cantautor. El último tema de la noche, “La negra Tomasa”, provocó que el auditorio ubicado en las gradas se dispusiera a bailar. El espectáculo llegaba a su fin.
Despojados de sus instrumentos, los músicos se tomaron una selfie, con la multitud congregada a sus espaldas. “Gracias, Tijuana”, se despidió el cantante. El quinteto abandonó el escenario mientras “Imagine” de John Lennon iniciaba como música de fondo, canción que el público coreó, ya sin sus ídolos al frente.
