Como era de esperarse las repercusiones de la visita a México del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump aún continúan. Llevamos más de una semana del desafortunado encuentro con el Presidente Enrique Peña Nieto y cada día que pasa van surgiendo cosas nuevas.
No sorprendió que la candidata demócrata puntera en las encuestas, Hillary Clinton desistiera de la invitación que le hizo Peña Nieto de reunirse con él. No es que a la señora Clinton no le interese mantener una relación con nuestro país, sino que ella y su equipo de campaña se sienten agraviados por la máxima autoridad mexicana.
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El “muro” diplomático que acabamos de “construir” entre nosotros y Hillary Clinton es más grande y largo que la muralla china. A todas luces el gobierno mexicano se equivocó; quiso quedar bien “con dios y con el diablo” y ahí están las desastrosas consecuencias.
Al mandar cartas de invitación a ambos candidatos presidenciales era lógico que a quien más le interesaría la “foto” era a Donald Trump, de ahí que inmediatamente viajó a la Ciudad de México. Desde mi punto de vista no debió existir tal encuentro sin antes tener “amarrada” la misma con Clinton.
El Presidente Peña perdió hacia dentro y también afuera. Al interior del país sufrió otro gran desgaste, en lo personal me preocupa un Presidente tan débil sin capacidad de tomar decisiones correctas. Da la impresión que ya nadie le interesa tenerle respeto y eso es preocupante.
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También en el gabinete presidencial las heridas están más abiertas que nunca. El ex Secretario de Hacienda Luis Videgaray se puso a “jugar” a ser Secretario de Relaciones Exteriores con el resultado a la vista de todos. La Secretaria de Relaciones Exteriores Claudia Ruiz Massieu andaba como la “llorona” filtrando a todos los medios que ella no tuvo algo que ver y supuestamente hasta renuncia presentó.
Hacia afuera mostramos una gran contradicción ya que por un lado somos los principales agraviados por Trump y por otro lo recibimos casi con envestidura presidencial. Peña Nieto declara hasta el cansancio que no mostró una postura frontal para no meterse en la campaña norteamericana, sería bueno que le pasaran las encuestas de la última semana donde el republicano tuvo un repunte considerable.
A esto habrá que agregarle que ni siquiera quedó bien con Donald Trump porque éste no solo sigue con su misma postura sino que hasta desmiente al Presidente Peña Nieto. Ya se convirtió en una especie de pleito personal. Ahora imaginemos por un solo momento que Trump ganara.
Con Hillary quedamos pésimamente, es muy probable que ella se alce con el triunfo, de ser así todavía habría dos años de contacto entre los mandatarios. Es de anticiparse que la frialdad en esta relación será la constante. Hay heridas que tardan mucho tiempo en sanar y ésta sanará cuando nuestro Presidente se vaya.
A nadie –me incluyo en primer lugar– debe darnos gusto lo que está pasando con el Presidente Peña Nieto; se le ve solo, ofuscado, dubitativo, falto de conceptos y vocabulario en las entrevistas que le hacen, repetitivo hasta el cansancio. La salida de Luis Videgaray definitivamente pega en su línea de flotación afectiva.
Cuando pasa todo lo descrito anteriormente uno espera que sea su equipo quien saque adelante la responsabilidad, pero tampoco es así. Desafortunadamente sus colaboradores están como la serie en Netflix “Marco Polo”, donde su asesor más cercano hace todo lo posible para que el “mongol Kublai Khan” tome decisiones equivocadas y así se hunda en el poder.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal así como como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro
