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viernes, febrero 16, 2024
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Los macarras de la moral (Primera parte)

“Y te acosan de por vida azuzando el miedo, pescando en el río turbio del pecado y la virtud, vendiendo gato por liebre a costa de un credo que fabrica platos rotos que acabas pagando tú”.- Joan Manuel Serrat

 


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El numeral 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, preceptúa: “El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley”. Por su parte, el inciso e) del mismo precepto constitucional establece que: “Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de algún candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”.

La anterior invocación viene a raíz de que el gobierno federal, a través del Secretario de Hacienda, el Director del Sistema de Administración Tributaria (SAT) respondieron de forma rápida y enérgica a la proclama de los grupos empresariales del Estado de Oaxaca en el sentido de que presentarían sus declaraciones fiscales en cero, toda vez que la autoridad no había sido capaz de aplicar la ley y poner en orden a los maestros disidentes de la reforma educativa y que habían bloqueado carreteras de acceso y de salida a dicho Estado y a diversos municipios y que por tal situación han causado catastróficos y casi irreparables daños económicos a los distintos sectores de la economía del Estado en cita.

La reacción de la autoridad federal fue en el sentido de que quien presentara declaraciones en cero estaría cometiendo un delito fiscal y sin ninguna excepción se aplicaría la ley, y que en México, todos estábamos obligados a cumplir los preceptos legales, sin privilegio alguno sobre la inobservancia de la ley.


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Pero es el caso que en la realidad esto no ocurre así, los grupos de maestros son capaces de tomar casetas de cobro, bloquear carreteras federales, no permitir el libre paso de mercancías que propician bienes y servicios y actividad económica; todo ello, ante la pasividad y la complacencia de la autoridad federal, esto es, vivimos en el país del caos, gracias a ese Estado endeble que reflexiona sobre su actuar y las consecuencias políticas antes que aplicar la ley.

Solo faltaba en este escenario la turbia y bien sospechosa actividad de los macarras de la moral: la iglesia católica proclamándose gravemente ofendida tanto por declaraciones de Norberto Rivera, quien en sus ratos libres de sus partidos de golf y sus encuentros y pactos con las clases económica influyentes ha proclamado cómo Enrique Peña Nieto con su reciente iniciativa a fin de establecer la legalidad de los matrimonios igualitarios en el país, los había “traicionado” a través del boletín “desde la fe se dice que es una puñalada esta iniciativa por la espalda” en una actitud agresiva e irrespetuosa para el Estado mexicano, confiando los voceros de la iglesia católica en que al fin y al cabo el pueblo mexicano sufre de amnesia y se olvida cómo abiertamente esta entidad religiosa recomendó a sus fieles no votar por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) cuando Marcelo Ebrard era el Jefe de Gobierno y el candidato de dicho partido Miguel Ángel Mancera, lo que le valió a la iglesia católica una seria reprimenda por parte de la Secretaría de Gobernación.

Pero tal parece que esta fracción religiosa ha tomado como bandera la oposición al matrimonio igualitario y nos pretenden imponer a todos los mexicanos una moral que no les hemos pedido y que no queremos, olvidándose de que vivimos en un país laico y que hay serios cuestionamientos que la iglesia no abandera con tanta pasión como su oposición a la iniciativa del matrimonio igualitario del Presidente Peña Nieto, temática como la vida de príncipes que sustentan muchos prelados en México, muy lejanos a la humildad y sencillez de Jesús; o su actitud encubridora ante los denigrantes actos de pederastia de los sacerdotes, la negativa de la comunión a los divorciados, solo por citar algunos temas.

 

El autor fue Presidente del Colegio de Abogados Emilio Rabasa, A. C., y candidato a Doctor en Derecho Penal y Derecho Constitucional. Correo: mail: liceagb@yahoo.com.mx

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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