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jueves, febrero 15, 2024
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El auge de los documentales

Tener un público más definido, aunado a mayores apoyos, ha propiciado que el panorama del cine de no ficción mejore en México, elevando su número de  producciones

Hace seis años que el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) comenzó a llevar registro del cine documental y sus creadores, dejando huella de las mejoras del género. Como el caso de su récord en producción, que en 2015 alcanzó su punto más alto con 50 proyectos, representando el 35 por ciento del total de películas en el país, justo en un año histórico para el cine nacional por haber producido 140 historias.


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Sobre ese contexto, Tatiana Huezo, cineasta ganadora del Ariel a Mejor Documental por su ópera prima “El Lugar más Pequeño” (2011), declaró a ZETA: “Yo creo que el momento actual que está viviendo el cine mexicano es extraordinario a nivel de producción, y creo que el documental ha logrado emerger con una fuerza impresionante y se ha logrado colocar, por lo menos, al nivel de festivales internacionales a un nivel altísimo; al nivel más alto que pueda haber de otras cinematografías con piezas complejas, completas, artísticas y profundas de contenido”.

A decir de los últimos datos del IMCINE, México tiene presencia entre los primeros veinte lugares que más producen cine en Iberoamérica, respaldándose en los apoyos que el propio Estado brinda mediante diferentes fondos que alcanzan una suma de 800 millones de pesos y cubren más del 70% del cine que se manufactura anualmente.

“El documental está viviendo uno de sus mejores momentos”


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“El documental está viviendo uno de sus mejores momentos”

“El documental está viviendo uno de sus mejores momentos, hay bastantes financiamientos para producir documental, tanto del IMCINE como del EFICINE, que es este otro fondo con el que se están produciendo muchas otras películas al año. En ese sentido creo que hay un avance, aunque las condiciones todavía no son equitativas en cuanto a la ficción y el documental, porque siempre el documental recibe menos dinero y los procesos son muchos más largos, así que al final, los documentalistas salimos raspados por todos lados, pero es mejor ahora que hace diez años, que era realmente complicado”, complementó quien tardó un año en conseguir los fondos para hacer la película que también ganó premios en España, Alemania, Suiza, Argentina y Estados Unidos, con la historia de varios sobrevivientes de la guerra civil de El Salvador.

Por su parte, la productora Anaïs Vignal, que justamente trabajó con Huezo en el cortometraje “Ausencias” (2015) -ganador del Ariel en mayo pasado-, considera que parte del cambio a favor es que la gente entendió  “que ya no estamos en una cuestión elitista del cine, sino que hay una forma de hacer video y plataformas donde no necesitas todo el bagaje de los fondos para que tu película llegue a donde tiene que llegar”, cuestión que desde el lado del activismo propicia el registro de casos sobre  desapariciones y otros temas de violencia en México.

Sin embargo, ésta empató su opinión en el punto de los fondos, al decir: “Lo otro es que creo que cada vez hay más apoyos, afortunadamente para el género documental exclusivamente y más cuando estás tocando temas tan fuertes como la injusticia, la inequidad de género, el acceso a la educación. Son temas que a las organizaciones les interesa apoyar mucho, no solamente mexicanas, sino de otras partes del mundo”.

Es cierto que la existencia de fondos ayuda a que se incremente la producción de documentales en el país, pero IMCINE deja en claro que la cifra del 35% que el género se acuñe del global de películas hechas en 2015, también observó “un mayor número de productores que realizan sus películas de manera totalmente independiente o en colaboración con instituciones y organizaciones de la sociedad civil”, lo que coincide con la opinión de Vignal.

Recién productora de “El Remolino” (Laura Herrero), para ella es muy importante que los documentalistas tengan un panorama más amplio al momento de contar sus  historias, pues entre más universales son, mayor dialogo tienen con otras realidades y abren la posibilidad de obtener un fondo mixto o internacional. Si bien no existe el dato preciso del número de documentales que el año pasado tuvieron un apoyo de otros países, por el anuario del Instituto se sabe que 44 películas -30% del total de producciones- tuvieron vínculo con otros 23 países para su manufactura.

Con ello, la coproducción con España, Estados Unidos, Colombia, Francia y Canadá, por mencionar a los colaboradores más recurrentes, resultó en un incremento del 10% en trabajos de alianza que, en ocho situaciones, llevó a tres naciones a producir en conjunto.

LOGRAR EL ÚLTIMO PASO

Al igual que el cine de ficción, los documentales enfrentan su peor pesadilla cuando quieren exhibir el resultado de su esfuerzo. Pero a diferencia de los primeros, éstos tienen ventanas mucho más limitadas para hacerlo y, si lo logran, su permanencia en salas o recorridos es breve. Para ejemplificar el tema están las cifras del año pasado, que registraron el estreno de 17 documentales contra 27 dramas y solo a nueve festivales de cine con especialidad en la no ficción, de los 119 existentes.

“El problema está en el embudo que existe, en el obstáculo que es el poder exhibir nuestras películas y hacer que lleguen a las salas comerciales para que nuestras historias lleguen a la gente. Ese problema no solo es del documental mexicano, es del cine mexicano y está en que todavía no existen los mecanismos para poder exhibir y hacerle llegar al público las películas”, refutó Tatiana Huezo, mientras que su colega señala que “afortunadamente cada vez hay más foros y los festivales son un punto de encuentro de tanta gente, que muchas veces después de un festival es cuando empiezan a haber ofertas de inclusión del documental en otras plataformas”.

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Es así como los sitios de streaming de corte nacional e internacional, ahora son una alternativa a exhibidores tradicionales o la opción posterior a pasar por éstos, para que las películas sigan llegando a un público que cada vez se define más en el país; situación que la directora de “Tempestad” adjudica en buena parte a los once años de trabajo de  la gira de documentales Ambulante: “Han hecho una labor impresionante en México en la educación del público, formar públicos cinéfilos interesados en otro tipo de películas que no sean las de superhéroes que están en los cines, creo que es una de las cosas más difíciles que pueden existir en un país. En Francia la gente va a ver películas de muy bajo y alto presupuesto, películas pequeñas, de autor, documentales, es una diversidad impresionante porque ya hay públicos formados. El cine se enseña y procura, está en muchos ámbitos desde la infancia y las escuelas, entonces, eso es algo muy importante que en México exista un antes y un después de Ambulante”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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