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viernes, febrero 16, 2024
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HGT, otra crisis que Kiko ignora

Mientras millones de pesos son desperdiciados por la Secretaría de Salud, pacientes mueren en hospitales públicos y pasan días en estado de descomposición. Francisco Vera González, el tercer secretario en la actual administración estatal de Vega de Lamadrid, dice poner su vida en manos de un sistema con errores que han cobrado vidas

 


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Dos días permaneció olvidado el cuerpo de Julio de la Cruz Palomares en uno de los pisos del Hospital General de Tijuana. Sin vida sobre una camilla, su desnudez cubierta por una cobija y una sábana blanca, con la piel del rostro quemada.

El hombre de 31 años de edad fue incinerado vivo en la canalización del Río Tijuana, donde vivía en estado de indigencia.

Ese mismo día, el 2 de marzo, ingresó al Hospital General con quemaduras en rostro y brazos, falleció una semana después, el 9 de marzo de 2016. Fue hasta el viernes 11 que personal hospitalario dio aviso a la Policía Ministerial del deceso.


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El estado de descomposición era tal que para los agentes resultó “imposible recabar media filiación”. Tanto en los brazos de Julio como en los pañales debajo de su cuerpo, quedaron fluidos de color turbio y olor fétido.

El Hospital General de Tijuana es uno de los centros de salud con mayor número de ingresos en Baja California. En un fin de semana ajetreado, recibe hasta 400 personas en urgencias, supera las 60 mil consultas al año y tiene más de 200 camas disponibles para pacientes hospitalizados.

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La población que ahí se atiende es la más vulnerable. A falta de un trabajo formal que les ofrezca un sistema de cobertura médica, un millón 100 mil personas son derechohabientes del Seguro Popular en la entidad. El Hospital General de Tijuana es uno de los lugares donde son atendidos.

Quienes ahí laboran relatan cómo pacientes han fallecido por situaciones tan prevenibles como falta de material y equipo médico.

“Los pacientes compran medicamentos, ropa, jeringas y soluciones. El patólogo no puede hacer diagnósticos por falta de equipo, se suspenden cirugías por falta de material y uno de los esterilizadores médicos está a punto de descomponerse”, relata un trabajador del Hospital General, también hay casos de denuncia. En 2015, más de 250 quejas se presentaron ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Baja California por violaciones al derecho a la protección de la salud.

Los motivos incluyen la omisión de proporcionar atención médica y de brindar atención médica o psicológica de urgencia, así como negligencia.

 

CON DINERO, PERO SIN GASAS NI ALCOHOL

En Baja California se etiquetaron mil 800 millones de pesos a la Secretaría de Salud para el ejercicio fiscal 2016.

Con este presupuesto, se atiende a más de un millón de personas inscritas al Seguro Popular, pero también se mantiene una nómina de 8 mil personas.

De acuerdo con la cuenta pública 2014 del Gobierno del Estado en cuanto al Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud, el 85.8 por ciento de los recursos transferidos ese año, se destinaron a servicios personales.

El resto de los mil 747 millones 265 mil 500 pesos, se distribuyeron un 2% en medicamentos, 4.8% en materiales y suministros, y un 7.2% en servicios generales.

“El tema principal tiene que ver con recursos, tenemos que ser muy eficientes y eficaces para solventar todo lo que se viene. (El presupuesto) No es extraordinariamente alto”, refiere Francisco Vera González sobre los focos rojos en la Secretaría de Salud.

El 11 de marzo, Vera González se convirtió en el tercer secretario de Salud al que el gobernador Francisco “Kiko” Vega toma protesta en un periodo de dos años y cuatro meses, menos de la mitad de su sexenio.

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El médico ensenadense ya había ocupado el cargo de secretario de Salud entre 2001 y 2006, durante la administración de Eugenio Elorduy Walther. Su actual entrada responde a la salida de Sergio Tolento del cargo, en aspiraciones de una diputación local.

Así como en años anteriores, 2015 cerró con un subejercicio de millones de pesos en la Secretaría de Salud, dinero necesario para equipar los centros de salud.

Al respecto, el titular opina: “Ese subejercicio no impacta en una forma negativa muy importante. El tema de medicamentos e insumos, es prioritario para estos cuatro años que nos quedan, sobre todo en hospitales”

En entrevista con ZETA, el secretario comenta que los recursos resultan insuficientes porque el presupuesto aprobado no considera situaciones de emergencias como las recientes epidemias de dengue, chikungunya y rickettsia.

Además, “el crecimiento en cuanto a recursos humanos y  materiales no va acorde a la cantidad de población que hay en el Estado”.

Sin embargo, para el secretario “los faltantes, a veces, no es lo más grave. Lo más importante es el diálogo, ver las necesidades que tiene cada uno y poderlas solventar”.

Habla de su experiencia al visitar el Hospital General de Tijuana, el mismo donde un cadáver permaneció olvidado por dos días y donde los pacientes deben comprar los insumos que necesitan.

“Es el más grande y el que atiende a más personas, me tocó ver cómo las personas están siendo atendidas. Mis felicitaciones al equipo”, asegura.

Y añade: “Si yo tuviera un accidente, quisiera que me llevaran al Hospital General de Tijuana, Mexicali o Ensenada, es donde se da la atención más rápida y más pronta”.

Reconoce “inclusive con todas las deficiencias que ahorita podemos contar en cuanto a insumos, que también tiene mucho que ver con cuestiones administrativas, de compras, de situaciones que complican el abasto oportuno”.

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Sobre los insumos faltantes, el secretario de Salud en Baja California admite que se trata de artículos tan básicos como alcohol y gasas.

Para remediarlo, propone un plan emergente, principalmente en Tijuana y en Mexicali.

“El Hospital Tijuana me dio sus requerimientos urgentes, entre 10 y 12 medicamentos e insumos. Las gestiones administrativas tienen que ser mucho más expeditas, ágiles para no tener en ese sufrimiento a los hospitales”, detalla.

 

ATENCIÓN INSUFICIENTE PARA UNA POBLACIÓN EN CRECIMIENTO

Para Francisco Vera González, otra de las causantes de la falta de atención puntual es el incremento de la población, cada año reciben entre 30 y 40% más pacientes que los proyectados.

Tan solo en el Hospital General de Tijuana, el 60% de las atenciones médicas se concentran en el área de ginecoobstetricia. “Tenemos que desfogar la atención a mujeres embarazadas, partos y cesáreas”, instruye el funcionario estatal.

Desde 2011, en Tijuana se construyó el Hospital Materno Infantil, precisamente para concentrar este tipo de atenciones y liberar la carga de trabajo en el Hospital General de Tijuana.

Hasta ahora, el nosocomio no ha iniciado operaciones por falta de presupuesto, por lo que el doctor Vera afirma que el lunes 14 de marzo se aprobó el presupuesto para equipamiento, equivalente a 149 millones de pesos.

“El Gobierno del Estado invirtió 20 millones de pesos para acondicionar el edificio para recibir el equipamiento”, agrega.

El secretario considera que en no más de tres meses, podría tener una propuesta lista para financiar la operación mediante un esquema de ajuste tanto a las posibilidades del gobierno estatal como de la propia Secretaría, con un presupuesto de 200 millones de pesos al año.

Precisamente para abatir la saturación en el Hospital General de Tijuana, expone los planes de construcción del Hospital El Florido-La Morita en la Zona Este de la ciudad, la de mayor población y crecimiento, así como la más alejada del Hospital General.

Sería “un Hospital General pequeño, del tamaño del de Rosarito, pero como 20 camas para atención y una vez concluido, con una unidad de cirugía ambulatoria a un lado”.

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Se trata de una Unidad de Especialidades Médicas en Enfermedades (UNEME), de las cuales Vera González fungía como titular antes de asumir la dirección de la Secretaría de Salud.

En Tijuana, por ejemplo, la UNEME -ubicada a un costado del Hospital General de Tijuana- realizó cuatro mil cirugías electivas (no urgentes) en 2015. La misma modalidad aplicaría en el nuevo hospital a construirse en esta ciudad.

También en Mexicali, el secretario de Salud espera que antes de diciembre de 2016, se concluya la construcción de una UNEME.

Además, en 2016 se proyecta la creación de la Unidad Oncológica de Tijuana cerca del Libramiento Rosas Magallón en la delegación Sánchez Taboada, para tender a pacientes de cáncer con tratamiento en radioterapia y quimioterapia.

Con más infraestructura y un esquema diferente de abastecimiento de insumos, es como el secretario de Salud pretende abatir la insuficiente atención en los centros de salud públicos de Baja California.

 

 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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