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miércoles, febrero 21, 2024
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Un pasito de Peña

Finalmente el Presidente Enrique Peña Nieto hizo un cambio. Entre que cada semana le sale el origen de una propiedad enquistado en la sospecha de tráfico de influencias y el tufo de la corrupción, las manifestaciones de repudio en su contra que no cesan, exacerbadas a partir de la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa, Iguala, Guerrero; el descubrimiento de más y más fosas clandestinas con cuerpos cuyas víctimas son anónimos sin justicia, la decreciente economía, el desprestigio internacional y sus reformas transformadoras que no transforman nada ni se sienten, Peña hizo un cambio. El jueves 22 de enero, a través del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, retiró al comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, apodado a raíz de su forma de ejecutar ese cargo como “El Virrey”. Versó el hidalguense: “El Presidente Enrique Peña Nieto ha tomado la decisión de que el comisionado Alfredo Castillo concluya su encomienda en Michoacán”. Castillo tenía apenas un año de haber tomado la responsabilidad conferida por el Presidente, pero por su polémica daba la sensación que llevaba más en el cargo. Del equipo peñista desde cuando éste era gobernador del Estado de México, Alfredo Castillo se había destacado por dos cosas: retomar la investigación de la desaparición de la niña Paulette Gebara -aquella pobre que fue localizada muerta al pie de su cama, luego que habían pasado días que los peritos analizaron la recámara-, y por haber sido quien orquestó el plan, investigación y operativo para detener a la maestra Elba Esther Gordillo. Vaya, después de los dos años de gobierno, del alza en los precios, la caída del petróleo, el  crecimiento estancado, de la inflación, la pobreza que se manipula y se agrava, las miles de ejecuciones, las desapariciones, los secuestros y modificaciones sustanciales a la Constitución, que no traen ninguna consecuencia favorable para el país, cualquiera esperaría que el Presidente de México hiciera cambios en su gabinete. Pero no. Lo único que ha podido mover quien intenta mover a México, se da en el tema de la seguridad. Primero fueron los Generales del Ejército que ajustó en las distintas regiones militares en el país, y luego el pasito este, de cambiar a Alfredo Castillo como comisionado para Michoacán. Don Alfredo llegó directo de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) a Michoacán, cuando la tierra estaba más caliente debido a las pugnas entre cárteles del narcotráfico y el crimen organizado. Los remanentes de La Familia Michoacana, Los Zetas, Los Caballeros Templarios, Guerreros Unidos, Cártel de Sinaloa… muchas estructuras delincuenciales tenían azorados a los habitantes de aquella región. Los que se negaron el éxodo, o a pagar piso, extorsión o amenaza, se unieron para defenderse cuando el Estado no les aseguró ni la tranquilidad ni la vida. Nacieron las autodefensas y entonces el gobierno volteó a Michoacán. Sin ser tan directo, porque no lo es en el tema de la inseguridad, Peña envió a Alfredo Castillo, quien primero se hizo amigo de las autodefensas, después les dio armas, charola y vehículos, y terminó encarcelando a las autodefensas. Siguió con los políticos. Por obra y gracia de “alguien”, fueron filtrados a los periodistas videos de alcaldes, ex gobernadores, ex funcionarios e hijos de ex gobernadores, teniendo relaciones criminales con “La Tuta”. Don Alfredo también encarceló a los funcionarios. El bipolar operativo de Castillo logró meter tras las rejas a todos -autodefensas y políticos-, menos a los narcotraficantes. Servando Gómez “La Tuta”, escurridizo y corruptor líder de Los Caballeros Templarios, a quien los reporteros siempre parecen encontrar, sobre todo si traen cámaras de televisión, sigue prófugo. La situación de Michoacán a un año de la llegada de Castillo varió solo en tanto cambiaron los titulares de las instituciones locales y erradicaron a las autodefensas. Los enfrentamientos públicos a balazos con cuernos de chivo y R-15 continúan. Las muertes se siguen contando, los ciudadanos se quejan de la inseguridad y de lo caro que resulta vivir “protegidos” por los criminales. El 7 de junio, los michoacanos tendrán elecciones locales, a la par que las federales. Elegirán gobernador, alcaldes, diputados y regidores; quizá en menor medida que Guerrero, pero la incertidumbre e inseguridad ponen en riesgo la democracia, y en ese contexto, para no “enrarecer” el ambiente político electoral, dicen que se va Castillo, el terror de políticos y autodefensas y hazmerreír de narcotraficantes y criminales. Es probable, conociendo al Presidente de la República, que a Castillo le espere una mejor posición en su gobierno. Como también lo es que Michoacán no haya mejorado con su presencia. Ahora Peña mandó otro comisionado, esta vez a un General del Ejército Mexicano, Felipe Gurrola Ramírez, un militar que ha estado en cuarteles y que la investigación ministerial civil no es lo suyo, como sí es la política de la disuasión a partir de las armas para llamar a la no comisión de delitos. Quién sabe cómo les irá a los michoacanos con el General, aunque estaremos atentos a ello. Pero el cambio de Peña en su  ampliadísimo gabinete, es un pasito para él, y abre la puerta para que, de verdad, le dé una sacudida a la estructura de sus colaboradores; porque a dos años de Presidente, ya no lo reconocen en el extranjero, y en México le faltan al respeto a donde quiera que va… en pleno año electoral.


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