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jueves, febrero 22, 2024
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Las cachuchas de Valladolid, la insurrección de Morales

Salvador Morales Riubí desacató las órdenes del gobernador Francisco Vega de Lamadrid, y por eso quedó fuera tanto de la Secretaría Particular que ocupó hasta el 2 de enero, como de la candidatura a diputado federal plurinominal del Partido Acción Nacional, a la que aspiraba. La cuestión fue que quiso imponerse a los designios de su jefe y principal panista de Baja California. Sucedió, según cuentan varios panistas interesados, que a finales de la semana pasada, Morales fue citado por la cúpula del Gobierno del Estado y la del PAN: Francisco Vega, Francisco Rueda, Antonio Valladolid, José Luis Ovando y Felipe Luévano. Ahí le notificaron: iría de candidato en la lista plurinominal en una posición que le asegurara una curul, haría campaña, coordinaría otras, debatiría, pero una vez ganada constitucionalmente la posición legislativa, declinaría en favor del todavía secretario de Finanzas, Antonio Valladolid. Dicen que Morales se molestó y subió el tono de voz. Él no sería un “Juanito”; él quería ser diputado y de llegar, lo ejercería. Reclamó al gobernador que a ese acuerdo habían llegado. Las palabras de reclamo entre Morales y Vega de Lamadrid se transformaron en altisonantes. No hubo convencimiento para Morales y la negociación política no llegó a buen puerto. Salvador se fue agredido e insurrecto, y el mandatario estatal se quedó molesto e irrespetado. Rápidamente las comparsas de la reunión, el secretario de Gobierno, el de Finanzas y los dirigentes del albiazul, idearon un plan b. A pesar de que semanas atrás, Vega había puesto una fecha límite para que sus colaboradores con aspiraciones electorales renunciaran al gobierno para perseguir la candidatura, solo Morales, Óscar Vega y Rosario Rodríguez, lo hicieron; saltando ese precepto, dieron con el “Juanito” ideal, Teodoro Barraza. Encargado de la oficina de la Secretaría General de Gobierno en Tijuana, lo consideraron lo suficiente buen p…anista, para acceder a los designios del gobernador y su cerrado grupo. En efecto, cuando le hablaron al apodado “El Lolo” para explicarle cómo estaba el plan y que necesitaban un patiño para hacer llegar a la diputación, sin campaña, sin conflictos y sin ataques, a Antonio Valladolid, éste aceptó postularse y luego dejar la curul. Tendría su recompensa. Le dijeron que una vez que Valladolid tomara posesión, para él sería la Secretaría de Protección al Ambiente, espacio de donde retirarían a Carlos Graizbord. Pa’ pronto, “El Lolo” dijo sí, sin haber renunciado al cargo cuando el gobernador así lo solicitó. Lo pusieron a buscar de último momento los documentos para acreditarlo como precandidato y sanseacabó. En la misma reunión acordaron que la esposa de Francisco Rueda se quedara con la otra nominación plurinominal. En plena desatención de los cinco candidatos registrados para ir tras la candidatura de lista, las cúpulas del gobierno estatal y del PAN seleccionaron. Así, Salvador Morales desacató a su patrón político y se quedó sin Secretaría Particular y sin candidatura. Para “rescatarlo”, analizan hacerlo coordinador de la campaña 2015, así como cuando le dieron a Óscar Vega esa posición, luego de su aspiración a competir contra Francisco Vega por la candidatura al Gobierno del Estado en 2013. Lo increíble de la historia que cuentan no uno, ni dos, sino varios panistas en el gobierno, no es que Morales se sienta traicionado y Vega haya sido irrespetado, sino que Antonio Valladolid aspire a acumular un cargo más, sin demostrar capacidad en los que tiene. Es todavía secretario de Finanzas en funciones, síndico social de Tijuana con licencia, y quiere ser diputado federal. Íntimo del gobernador, al grado de no pedirle cuentas de sus sospechosas licitaciones -en investigación- en el caso de las placas y las licencias, por decir algunas, pareciera que es él quien mece la cuna estatal. Y aprovechó el ambiente electoral para deshacerse de Salvador Morales Riubí. Dicen los que saben en el gobierno panista, que Valladolid vendió la idea de su necesidad de ser legislador federal para “bajar recursos a Baja California”, porque considera que ninguno de los ahora diputados, y ninguno de los postulantes panistas, tienen la capacidad para traer dineros federales desde el Legislativo al Estado. Al final, Antonio Valladolid no fue suplente ni de Barraza, ni de Mirna Cruz -la esposa de Rueda-… por lo pronto. El escenario político en el PAN deja ver que donde Morales es insurrecto, es abandonado por su ex jefe y tumbado por el secretario de Finanzas.  De paso y ya en la componenda del PAN-Gobierno, aprovecharon los leales a Vega de Lamadrid para deshacerse del otro que también le hablaba al oído al gobernador. Así, enviaron a Mario Herrera a la Secretaría de Educación -ahora sí a trabajar- y Kiko queda liberado de intereses y consejos externos a los de Valladolid y compañía. Por lo pronto, el único perdedor fue Salvador Morales Riubí. Y todo por rebelarse a los intereses de su patrón.  


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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