Tú que entregaste tu vida, tu pluma y tu arte, sencillamente partiste, porque vives en el corazón de tu pueblo que conquistaste. Liberad de expresión, motor de la democracia, valor y coraje, justicia que aúna, desgracias. Tu hoja, lámpara blanca, tu pluma la afortunada, el genio tu tema, concede lo frágil y lo pesado. Renglones millones gastados en letras, acecha la pluma, rebusca los temas. Le guerra, marca un guión, a lo no constructivo, cuarto poder, libertad de expresión. Que has causado la muerte y con ella intuido a fuerza de tinta pesada, fuerza por la que vivo. Y también tu voz, cronista endeble que de oídos llevas tu tribuna. Cámbiales, escríbeles en sus mentes, lámpara blanca despéjales la bruma. José Palma Herrera Tijuana, B. C.