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sábado, febrero 17, 2024
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Plagian en UABC a investigador del COLEF

Al revisar la tesis de una de sus alumnas de maestría en El Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, el investigador Víctor Alejandro Espinoza Valle encontró primero unas ideas y luego un texto que le parecieron familiares. Leyó el documento y se dio cuenta que era parte de un material elaborado por él, pero en la cita del trabajo académico, se le atribuía a otra persona. “Estaba muy molesto con mí estudiante, y le pedí que me explicara, me dijo que lo había tomado de un documento, y al revisarlo, mi sorpresa fue que no se trataba de tomar una idea, sino párrafos y párrafos completos” expone Espinoza Valle en cuanto a la acción que considera un delito: plagio. El texto en cuestión estaba firmado por Luis Ongay Flores, un egresado de la Licenciatura en Administración Pública por la Universidad Autónoma de Baja California en Mexicali y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Sinaloa. Desde abril de 2010 se desempeña como director del Centro de Estudios Culturales de la UABC. “Se trata de una situación de plagio, amén de hacer citas mal hechas de otros autores. Lo cierto es que ahí había un problema de plagio. En la academia es uno de los hechos muy cuestionados”, expone el prestigiado académico bajacaliforniano con Doctorado en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y actual investigador  de El COLEF. El texto de Ongay fue publicado en la revista Culturales -del CIC Museo- en la edición de enero-junio de 2010, bajo el título “No Soy Mexicano, Soy de Tijuana, Juventud e Identidad en la Frontera Norte de México”. El original fue publicado por Espinoza Valle en 2008, bajo el título “Alternancia Política y Gestión Pública”, en edición conjunta COLEF-Plaza Valdez Editores. A raíz del descubrimiento, el investigador envió, el 22 de agosto de 2014, un documento dirigido al rector de la UABC, Felipe Cuamea -con copia entre otros al COLEF-, donde notifica lo sucedido y solicita “una respuesta acorde con la gravedad de los hechos denunciados, conforme a los códigos de ética de la academia internacional y nacional”,  escribió Espinoza Valle en el documento, y amplió: “Uno de los valores compartidos por las comunidades científicas, es el respeto a las autorías de las ideas y escritos de los autores. No hacerlo así es considerado plagio, y se reconoce como una acción grave que debe ser sancionada por las autoridades competentes y por el resto de la comunidad. Es la única vía para recuperar el prestigio de la institución donde se cometió la falta”, sentenció el investigador de El COLEF, en reclamo a una respuesta que hasta la fecha no ha llegado. En febrero de 2014, ZETA publicó la denuncia de un doble plagio a Sergio Castro Becerra, egresado de la UABC Ensenada, por estudiantes de maestría de la Universidad Autónoma de Nuevo León, pero la Máxima Casa de Estudios no actuó en consecuencia. Luego, en junio, el pedagogo Rafael Reséndiz denunció cómo un trabajo propio fue reproducido en un documento de la UABC -el Modelo Educativo- y exhibió el plagio, pero no hubo respuesta desde Rectoría. “No voy a hablar sobre ese tema”, dijo tajante y sin más explicación el aún rector universitario Felipe Cuamea. Copias La UABC publicó en la revista Culturales -volumen VI, número 11, de enero a junio de 2010-, un ensayo sobre la ideología fronteriza basada en el modelo de Tijuana enfocado a lo que significa ser joven en un contexto de globalización. “¿Puede darse una identidad cosmopolita como respuesta cultural lógica al proceso de mundialización y a la globalización económica que lo acompaña?”, es la pregunta eje que mueve a la disertación firmada por Luis Ongay,  titulada “No Soy Mexicano, Soy de Tijuana, Juventud e Identidad en la Frontera Norte de México”, que incluye 13 citas y se extiende a lo largo de 42 páginas. Ahí fue donde Espinoza Valle descubrió una serie de párrafos copiados, algunos entrecomillados, otros no, otros más citando a Alejandro Espinoza -un escritor cachanilla, homónimo- y un título del Instituto de Cultura titulado “Las Visitas”, publicado en 1997, que al parecer no tiene nada que ver con el tema. El investigador se muestra evidentemente molesto, menciona casos como el de Sealtiel Alatriste, funcionario de la UNAM que retomó algunos párrafos de otros autores en sus artículos periodísticos, pero al descubrirse el plagio hace dos años, fue tal la presión que tuvo que regresar el prestigioso Premio “Javier Villaurrutia” e incluso renunciar a la universidad. “Es un delito muy grave hacer un plagio”, asevera el ex director general académico de El COLEF, en alusión a los artículos 427 y 28 del Código Penal Federal, el cual cita: “Se impondrá prisión de seis meses a seis años, y de 300 a 3 mil días de multa, a quien publique a sabiendas una obra sustituyendo el nombre del autor por otro nombre”. Espinoza insiste en que se trata de un hecho grave, y menciona también la Ley de Derechos de Autor, refiriendo que paso de la sorpresa a la indignación, al descubrir el plagio en el trabajo publicado por la UABC. De igual manera, indica que los delitos de plagio no prescriben, que no se trata de un error de forma donde se les haya pasado entrecomillar, dado que se tomaron varios párrafos. “Fue con toda la alevosía y la ventaja, el tomar los textos y atribuírselos, es gravísimo porque es el trabajo de uno y es lo más mal visto en el mundo científico-académico, y las instituciones donde sucede esto, las que desean preservar su prestigio, pues tienen que tomar cartas en el asunto”, acusó. El investigador hace alusión de casos como el de países europeos, uno de ellos implicó la caída de un Presidente, al que se le sorprendió el plagio en su tesis de doctorado. “No se puede dejar pasar esto, a un estudiante de postgrado que se le sorprende plagiando, se le da de baja inmediatamente, no hay contemplaciones”, dice en referencia a la política de El COLEF en ese tema. “Todas las universidades de prestigio explícitamente tienen reglamentado sobre el plagio, en Estados Unidos es baja automática de cualquier universidad. Es el equivalente a un hurto, se está robando no solo la idea, se toman párrafos y párrafos, y no hay comilla alguna”. Aparte, cuestiona que el texto haya aparecido en una revista arbitrada que se revisa por dos académicos de otra institución, dictaminan y, si es favorable, se publica. Además, Luis Ongay encabeza el CIC Museo, el cual funge como Unidad Académica, donde se oferta la Maestría en Estudios Culturales. “Es más preocupante aún, pues si él es un directivo, tiene bajo su responsabilidad publicaciones e investigaciones. Él tiene que supervisar el trabajo académico de los investigadores, no es alguien que no sepa cuáles son las reglas de la academia”. Emitido con fecha 22 de agosto, un mes después, la UABC no ha dado respuesta al cuestionamiento de Espinoza Valle, aunque agrega; “El pasado 11 de septiembre recibí una comunicación personal por parte de Luis Ongay, donde se minimiza la gravedad de sus actos, pero no es la respuesta solicitada a la institución; incluso yo no formulé petición alguna, ni lo incluí en el oficio enviado al rector. La respuesta la espero de este último”. Se buscó la versión del director del CIC Museo, pero, bajo el argumento que se trataba de una situación institucional, se rehusó a la entrevista. Robo La doctora en Derecho y académica de la Universidad Autónoma Metropolitana, Ana Laura Nettel Díaz, publicó en la revista especializada de esa institución -Alegatos, es el nombre-, edición número 83, abril de 2013, un interesante artículo relacionado con el plagio. Comenta sobre el origen del término -que viene del latín- y la etapa romana en la Edad Media, y que metafóricamente tiene que ver con el robo de niños. Bajo la óptica de que la obra es “el hijo” de artistas y creadores, resulta el equivalente a un rapto, a un robo de infante. Entre el detallado análisis, la especialista refiere que en México no existe legislación al respecto, y que la Ley lo infiere como un acto administrativo. Incluso cita la Ley de Derechos de Autor y la parte del Código Penal, pero asegura que no hay claridad en ese precepto. “Es importante aclarar que no existe el plagio como delito en la legislación mexicana”, expone Nettel Díaz, citando a otro especialista, José Luis Caballero Leal, quien durante una reciente mesa de análisis denominada “El Plagio Literario”, mencionó textualmente que “… en las poco más de 22 mil palabras que consta la Ley de Derechos de Autor y su reglamento, no hay una sola que defina el plagio. Es interesante hacer notar que la palabra plagio tampoco se encuentra en el Glosario de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual”. Además, “… el Artículo 215 de la Ley Federal del Derecho de Autor, reconoce competencia de los Tribunales de la Federación respecto de los delitos relacionados con el derecho de autor que se encuentran en el título XXVI del Código Penal Federal. Los delitos de esta materia se encuentran tipificados en los artículos 424 al 427 de dicho código, entre los supuestos contemplados, no se encuentra uno que haga referencia al plagio de manera específica, ni algún supuesto que se pudiera asimilar”. Textualmente, el Artículo 427 del Código Penal Federal señala que “… se impondrá prisión de seis meses a seis años y de trescientos a tres mil días multa, a quien publique a sabiendas una obra substituyendo el nombre del autor por otro nombre”. En el mismo texto, la doctora en Derecho menciona como parte importante la idea de la originalidad. “La diferencia entre un autor y un plagiario, aun asumiendo la idea de que toda obra se crea apoyándose en otras obras, es que en una obra original hay una plusvalía en el sentido de la novedad, en cambio, en el plagio se trata simplemente en la copia de las ideas de otros, y presentarlas como propias”. En la parte de las concusiones, destaca una idea central de la doctora Nettel Díaz: “Si propiciamos la repetición de las ideas de otros sin manifestar el reconocimiento a quien las creó, no estamos propiciando la creación, estaremos promoviendo la pereza. Por el contrario, el reconocimiento al autor por la originalidad de su obra, es precisamente lo que estimula la creación. Hay una gran diferencia entre repetir lo que otros han creado, apropiándoselo, que es lo que hace el plagiario, y usar lo que otros han creado para, a partir de ello, hacer una obra nueva, es decir, crear…”. Al preguntar sobre la posibilidad de que las universidades puedan legislar sobre el tema del plagio, la consultada expone: “Por supuesto que las universidades pueden, y considero que deberían legislarlo en su reglamento interno y resolver a través de un Tribunal de Honor los casos de los académicos que incurran en faltas a la ética. Un ejemplo conocido es el de Sealtiel Alatriste, quien tuvo que renunciar a su cargo en la UNAM, como consecuencia de acusaciones por plagio”. La doctora en Derecho concluye: “Respecto al plagio, por llamarlo de alguna forma ‘académico’, considero que debe sancionarse con un gran rigor, pues de otra forma se pierde la seriedad de la investigación científica. Desgraciadamente este tipo de plagio es muy frecuente tanto entre pares, como por parte de profesores que se sirven del trabajo de sus alumnos, sin darles crédito”. Confirman que UABC perdió 26 millones de pesos en la bolsa El diputado Rodolfo Olimpo Hernández confirmó que la UABC ha perdido en operaciones bursátiles un estimado de 26 millones de pesos durante 2014 -año cuyas cuentas no han sido revisadas-, de acuerdo a datos anexos aportados por el Órgano  de Fiscalización Superior en la entidad. “Se hizo una estimación en este año y se habían perdido cerca de 26 millones, de acuerdo a una información que nos llegó de último momento del ORFIS”, sostuvo el diputado presidente de la Comisión de Fiscalización del Gasto Publico, quien añadió que esa cuenta se tendrá que revisar formalmente hasta el año próximo. “Lo que pasa es que hubo una consulta de parte de los auditores que están encargados de revisar a la Universidad porque siguen en la postura de que ellos están en plena libertad jurídica de contratar los recursos de la Universidad con este tipo de instrumentos jurídicos”, dijo el legislador por el Partido Encuentro Social. “Al haberse realizado la consulta por parte de los propios auditores del ORFIS a su órgano jurídico interno para que emitiera una opinión, fue donde surgió a la luz, el detalle que consideramos ya un poquito alarmante”. Apenas la semana pasada, desde la UABC se distribuyó un documento firmado por el Patronato Universitario donde se argumenta que utilizaron estas estrategias buscando “el mejor aprovechamiento a los recursos universitarios”, sosteniendo además que se trata de recursos propios, que no forman parte de los subsidios federales y estatales. “Somos muy respetuosos de la opinión que puedan tener al interior de la Universidad, sin embargo, tenemos que sujetarnos a Derecho, hemos explorado y analizado a profundidad los alcances de lo que representan las facultades del Congreso del Estado, a través del ORFIS, de auditarla. “Tenemos plenamente estudiado, y aclaro que cualquier recurso que ingrese a la Universidad, sea bajo crédito, subsidios de la Federación, de los estados, las cuotas que pagan los alumnos, los ingresos que reciben de los sorteos. Al momento en que una entidad pública registra cualquier efectivo en sus cuentas, ya se entiende como un recurso público, sujeto a fiscalización en los términos de la Ley”, detalló Rodolfo Olimpo Hernández. Para concluir, comentó que la Cuenta Pública de la UABC correspondiente al periodo fiscal 2012 no se ha podido votar en la Comisión, ya que hasta el momento adolece de la firma del rector, Felipe Cuamea Velázquez. (Sergio Haro)


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Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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